La forma para añadir más capacidad: en esta gran mesa casi cuadrada caben 16 comensales. | Archivo

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Ahora que la meteorología ha decidido estabilizarse, entramos en temporada alta de terrazas, patios y jardines, que durará hasta octubre. Una de las actividades más apetecibles para disfrutar en familia o con amigos al aire libre es organizar cenas, meriendas y comidas. A veces se reúnen tantas personas que nos cuesta hacerles un hueco en nuestra mesa.

Si optamos por el estilo rústico a la hora de decorar el comedor exterior nunca será un problema añadir más sillas, bancos o taburetes, pues la informalidad propia de esta opción decorativa nos permite una gran dosis de creatividad mezclando colores, texturas y materiales. La clave para acertar con este estilo es darle todo el protagonismo a la mesa. Ha de ser grande, robusta, de madera natural, especialmente si contamos con espacio suficiente.

Si encontramos una hecha de forma artesanal directamente con un tronco de árbol cortado en gruesas láminas, mejor que mejor. Dejar las vetas de la madera a la vista será un acierto e incluso también cierto nivel de aspereza. A su alrededor, las sillas deben perder protagonismo y podremos poner piezas sencillas, en hierro, madera o ratán. Un toque de estilo industrial en las lámparas combina a la perfección con este estilo de vida tan natural.

Las sillas de ratán sintético en negro contrastan con el predominio de la madera.
La clave es esa pérgola de madera vieja cubierta de hiedra y sustentada por robustas columnas de piedra.
El cañizo sobre el techado de vigas añade cierto sabor exótico aderezado por el sillón de mimbre colonial.
Dos faroles de estilo árabe añaden un plus de sofisticación a esta mesa de tijera con sencillas sillas metálicas.
La forma para añadir más capacidad: en esta gran mesa casi cuadrada caben 16 comensales.