Biniaraix: El valle de los iris

El conocido conservacionista Antoni Font cultiva en una finca de Biniaraix este mítico género de plantas ornamentales

Antoni y Rocío, en la zona de cultivo | Foto: L.G.S

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Muchos de los numerosos excursionistas que a diario pasan por Biniaraix hacia el Barranc del mismo nombre se sorprenden al descubrir varias marjades de una de las fincas colindantes con el camino cubiertas por una gran cantidad de vistosas flores ornamentales. Se trata del jardín de iris que desde hace unos años crece en uno de los huertos del llogaret que antiguamente fueron dedicados a otros cultivos productivos, como naranjos o vid.

Antoni Font, conocido biólogo conservacionista, ecologista y navegante –y también barranquer– es el responsable de esta pequeño reducto de tranquilidad y de belleza florística que realza el marco excepcional en el que se enclava: el jardín de iris de Biniaraix.

Iris es un extenso género botánico formado por más de 300 especies naturales y numerosas formas híbridas y cultivares, es decir, plantas seleccionadas artificialmente para obtener formas y colores especiales que se mantengan a lo largo de las generaciones sucesivas.

Algunos jardines de iris son famosos en todo el mundo, entre ellos el de Florencia o el de la abadía de Sant Miquel de Cuxà, en la Catalunya francesa. En 1992, Antoni Font visitó este último jardín y quedó impresionado por la belleza de estas flores. Fue entonces cuando decidió dedicarse a su cultivo, no con fines comerciales, sino, según sus propias palabras, «para conseguir y repartir belleza». Y es que los iris que Antoni cultiva en Biniaraix se reparten todos «a un precio casi simbólico que apenas sirve para cubrir los gastos». Para la labor de mantenimiento del cultivo, que ocupa varias marjades de una de las possessions de la zona, Antoni cuenta con la colaboración de Rocío Sánchez, de Moscari, que se desplaza periódicamente hasta el Valle para ayudar en la preparación del terreno y labores del proceso.

Según explican, el cultivo de iris no es especialmente complejo si se tienen en cuenta los requisitos de estas plantas. «No les gusta competir con malas hierbas, ni los caracoles, ni quieren excesiva humedad». Si se tienen en cuenta estas condiciones y se prepara bien el terreno, la recompensa es espectacular, principalmente en los meses de abril y mayo, cuando se produce la floración.

El proceso que realizan en Biniaraix, aparte de abrir el terreno y mantenerlo limpio, es la hibridación y la recogida de frutos. La siembra se realiza en otoño.

En Biniaraix se permite el ‘sexo libre’ entre los iris y, aparte de la intervención de los insectos, se experimenta con cruces artificiales. En el cultivo ya se han producido algunas mutaciones naturales que han desembocado en morfologías caprichosas que se suman a la espectacular variedad de colores, formas, rizos y diseños que presentan las variedades y que hacen las delicias de los aficionados a estas plantas. Para Antoni Font es otra apuesta por una actividad sostenible y ecológica en plena Serra de Tramuntana. Y una satisfacción que no deja de compartir entre sus numerosas amistades en todo el mundo, ya sea con flores o con imágenes y vídeos que publica en redes sociales.

En el futuro, las viejas marjades de este jardín cederán de nuevo el paso a cultivos productivos, ya sean cítricos o aguacates, este último cada vez más extendido en el Valle de Sóller. Pero de momento, un terreno actualmente baldío, sirve para añadir belleza al entorno de este enclave de la Serra de Tramunana. Si es que esto es posible.