De electricista a ganadero: el cambio de rumbo del joven Andreu Oliver

El joven Andreu Oliver, de Son Valls, dejó su oficio de electricista para dedicarse de lleno a la ganadería

El joven Andreu Oliver, con sus ovejas. | Gori Vicens

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Andreu Oliver es un joven vecino del llogaret de Son Valls (Felanitx), que a sus 31 años ha dado un paso laboral muy importante: ha dejado su oficio de electricista y fontanero para dedicarse de lleno a fora vila, y más concretamente a la ganadería. Por tradición familiar, el campo siempre ha sido su pasión, principalmente las ovejas. «A mi padre le llegaba la hora de jubilarse y teníamos 500 ovejas, más 140 que nos daban. Era, o quitarlo todo y abandonar fora vila y seguir de electricista y fontanero, o dedicarme plenamente a lo que me gusta. Y di el paso: fora vila», explica Andreu.

Desde hace medio año es ‘jove agricultor’. Hablando con él del campo y más de animales se ve la energía que desprende. Además de las 640 ovejas, tiene a su cuidado 40 bueyes de engorde, 6 vacas y 15 cabras. Maneja sobre unas 500 quarterades de terreno, la mayoría alquiladas, para que pasten los animales y donde siembra el grano para darles de comer.

«Los agricultores de Son Valls –la mayoría jóvenes- nos ayudamos unos a los otros», explica Andreu. Por ejemplo estas semanas además de los trabajos propios del campo también, con su cuadrilla Son Valls Fora Pel, esquilan rebaños de oveja por toda la Isla.

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Seis meses después de haber dado este importante paso laboral, el balance «es muy positivo. Además como mi pasión son las ovejas, he entrado en la asociación de oveja autóctona mallorquina», comenta.

Además de pasturar las ovejas y dar de comer al resto de animales, su trabajo diario consiste en vacunarlos, sembrar, segar y recolectar. ¿Es fácil para un joven conciliar la vida laboral y familiar? Para Andreu, sí. «Es saber organizarse. Manejar el rebaño de ovejas no es como antaño. Lo que hago en ir rotándolas de finca en finca, las cercamos de rejilla y así ya no tengo que estar permanentemente vigilándolas», explica.

«Estoy muy satisfecho porque tenemos una muy buena añada. Las lluvias han hecho que el sembrado vaya bien. Hay grano. Hay muchos rollos por cuarterada, lo que permitirá hacer un buen rebost    para pasar el verano y parte del invierno.

Desde pequeño, el sueño de Andreu era poder participar en el concurso morfológico de la oveja mallorquina que se celebra en Sineu y este año ha participado y lo ha hecho por la puerta grande, consiguiendo dos primeros y un tercer premio, lo que le anima a seguir trabajando con esta raza autóctona.

Respecto a si vivir del campo es rentable, Andreu lo tiene claro: «Si un joven se mete por las subvenciones que le darán y porque vea dinero, puede cerrar mañana mismo. Sólo que pusieran el animal al precio que tiene que ir no importaría cobrar ninguna subvención». «Al 90 % de los jóvenes les gusta más manejar las máquinas (tractores,…) no quieren ir tras los animales, no quieren ser esclavos. ‘Hem tornat senyors’. A mí me gusta ir tras los animales», explica.

Andreu y su familia son socios de la sociedad de ganaderos Ramaders Agrupats, a través de los cuales comercializa sus animales, que los reparten por tiendas, carnicerías y restaurantes de la Isla.