«El caballo de raza mallorquina tiene un carácter muy noble»

Tomeu Adrover ha sido el primer criador de Mallorca en realizar la cría con esperma congelado de un semental ya fallecido

Tomeu Adrover, criador de caballos de raza autóctona de Mallorca, con su potro Xarop de Blau GP. | Lola Olmo

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Tomeu Adrover, de Cas Concos, es agricultor y criador de caballos de raza autóctona de Mallorca. Su vida gira en torno a su veintena de ejemplares, a cuyo cuidado dedica un mínimo de 7 u 8 horas, desde que hace unos años, tuvo un giro inesperado de suerte que le permitió dejar todo lo demás para comenzar su propia yeguada. De esto hace seis años y cada día está más involucrado en la cría y conservación del cavall mallorquí, una raza poco conocida y en peligro de extinción, como lo están la mayoría de razas autóctonas de las Illes Balears.

«En el libro genealógico del Cavall Mallorquí hay inscritos 280 ejemplares, los últimos que quedan en todo el mundo de raza mallorquina, pero muchos son mayores y se crían pocos potros, así que el futuro es incierto», explica con preocupación. Adrover se enorgullece de «haber sido el primero en criar con esperma congelado de un caballo ya fallecido que fue uno de los mejores sementales de Mallorca; conseguí que nacieran tres potras hijas suyas». Uno de los principales problemas que tienen los criadores de cavall mallorquí es evitar la cosanguinidad, al haber una cabaña tan limitada y por tanto, pocos sementales disponibles. Esto se logra sortear gracias al registro que se lleva desde la asociación del Cavall Mallorquí, entre otras medidas.

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Para Tomeu Adrover, el principal handicap que se encuentran los criadores son los elevados costes. «El coste es brutal, pagamos con creces la insularidad en todos los productos que se necesitan: piensos, para desparasitar, grano, paja y garba d’avena (forraje), entre otros». Por ello, además de criador Tomeu se ha convertido en agricultor, sembrando su propio forraje para garantizar la alimentación de sus caballos. «Siempre procuro cultivar suficiente forraje para tener reservas para 2 o 3 años, así si hay una sequía como pasa a menudo en Mallorca, puedo sortearla».

La tercera faceta que ha aprendido desde que se dedica a los caballos es el antiguo arte de aregar les bísties, es decir, domarlas y ganarse su confianza para que puedan ser montadas o bien tirar de un carruaje. «Disfruto mucho de enseñarles a ir enganchadas, lo de montar lo hace un especialista; el caballo de raza mallorquina tiene un carácter muy noble y sirve tanto para ir montado como enganchado, incluso tiene cualidades aptas para el salto a cierta altura», apunta.

Precisamente esta es una de las razones que aduce para que la raza sea tan poco conocida y haya tan pocas yeguadas y menos criadores jóvenes: tradicionalmente el mercado demanda razas como la española o centroeuropeas, populares en la doma clásica. Este año, Adrover se presenta al concurso morfológico del Cavall Mallorquí que se celebra en Sineu con dos potras de un año, un potro de dos y su espectacular potro Xarop de Blau GP, de cuatro años, uno de sus preferidos.