«En los 60 había 70.000 hectáreas de higueras y hoy no llegan a 300»

Cloquell, que siempre ha compaginado el campo con su trabajo, conoce todos los detalles sobre el higo, con el que innova de forma continua

Ponç Cloquell, en su finca de Algaida donde cultiva higueras para elaborar productos con su fruto

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Reinventarse o morir. Ponç Cloquell (Algaida) ha hecho suya esta premisa para conseguir revalorizar su producto estrella, el higo. Aunque considera que nunca ha sido foraviler y ha compaginado el campo con su trabajo, sus ganas de mantener la tierra de la que vivió y le dejó su padre le hizo continuar cuidándola.

Tras pasar por diferentes etapas y probar con la ganadería extensiva de cerdos, y con sus hijos ya mayores para ayudarle en este camino, Ponç se pasó a los árboles; concretamente a los almendros. «Cuando murió mi padre puse cerdos, sin embargo, años después, el precio del cerdo cayó por los suelos y optamos por los almendros. Al cabo de poco, pasó lo mismo», reconoce Cloquell.

Así, aún tenía una baza en el bolsillo y recuperó el cultivo de higueras «pensando que si bajaba mucho su precio, siempre podríamos dárselas a los cerdos, como se había hecho siempre», recuerda. En este sentido, Cloquell explica que en los años 60 llegó a haber en Mallorca más de 70.000 hectáreas de este fruto, «la gente las tenía para alimentar a sus cerdos, cuando se dejó la agricultura para autoabastecerse, desaparecieron también las higueras», explica.

Su nueva apuesta salió bien. Actualmente produce cerca de 500 kilos de higo al año; la mitad la dedica a venta directa de higo fresco mientras que con la otra hacen higo seco, elabora mermelada y uno de sus productos más característicos, la flor de figa seca, una pasta de higo con la forma de su anagrama. «Nuestra reconversión llegó con la ayuda de Mallorca Rural. Empecé a tener más en cuenta el márketing y cree la marca Flor de Figa». Aunque mantiene los almendros, «el año pasado casi no hubo producción puesto que es un árbol que padece mucho el cambio climático, la humedad, y las altas temperaturas».

Cultiva higueras bíferas, es decir, que tienen dos producciones; una en junio, la figa flor, y otra en agosto. Además, apuestan siempre por hacerlo en ecológico. «Hemos estado dos años padeciendo la sequía en cuanto a producción, aunque este año parece que va a ser superior», explica Ponç.

En su finca de Algaida hizo un pequeño elaborador para crear la pasta de higo, y donde también tiene unas pequeñas secadoras para elaborar el higo seco. «Al sol, los higos tardaría aproximadamente una semana a secarse, sin embargo, la normativa establece que debe secarse en menos de 72 horas», comenta.

Dos o tres días por semana recoge los higos y los reparte directamente por las tiendas ecológicas donde comercializa. «La higuera es un árbol con gran rendimiento y que no necesita muchas cosas para sobrevivir», matiza.

Así, tras estos años, Ponç sigue evolucionando y adaptándose a las necesidades, aportando ideas y disfrutando de este camino.