«El trabajo de payés de toda la vida acabará desapareciendo»

Sebastiana Sureda, junto a su marido, Jaume Llull y sus cuñados, Guillem y Antònia, cultivan hortalizas y verduras en la finca manacorina de Son Sureda

Sebastiana Sureda trabaja en la finca de Son Sureda, en Manacor donde cultivan productos de temporada

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Lleva casi toda la vida dedicándose al campo. Sebastiana Sureda (Manacor, 1962) no cambiaría por nada su trabajo aunque reconce que con los años ha cambiado en todos los sentidos.

Sus padres ya se dedicaban a ello, por lo que conoce bien y de primera mano esta profesión. Y aunque trabajó en otros ámbitos, tras conocer a su marido, Jaume Llull, optó por volver al campo. Él junto a su hermano Guillem había seguido los pasos de su padre y cultivaba hortalizas y verduras en su finca de Son Sureda, en Manacor. Una ubicación excepcional donde su suegro había encontrado agua y había podido crear este pequeño negocio familiar con casi cincuenta años de vida, y al que con el tiempo también se sumó su cuñada, Antònia.

Los cuatro tomaron el relevo y consiguieron hacerse un hueco en los principales mercados de la Isla. «Hemos vivido la época dorada de los mercados, todo se compraba allí. Ahora, por una cosa o la otra, cada vez hay menos gente que compre allí, sobretodo jóvenes», explica Sureda.

Actualmente solo quedan ella y Antònia al mando de este proyecto y tras el paso del tiempo, Sebastiana confirma que este será su último año. «Afrontamos la nueva etapa con nostalgia y seguro que echaremos de menos ésto, pero ha llegado el momento de descansar y tomárnoslo con calma», cuenta.   

Sureda explica que cultivan productos de temporada y sin invernadero, puesto que «un fuerte temporal en 2020 nos arrebató el que teníamos y decidimos continuar sin». Así, todo lo que cultivan lo siembran y recogen a mano. «Es un trabajo artesanal, y que, por desgracia, está a punto de desaparecer tal y cómo ha sido siempre», lamenta Sureda.

Aunque todos tienen hijos, no hay relevo generacional «y es algo que no nos importa, pues sabemos que el trabajo de payés no está valorado hoy en día», explica. «Actualmente los productores que hay en Manacor pueden contarse casi con los dedos de una mano».

En su día a día siembran y recogen sus productos y los venden en los mercados de Manacor y Ca’n Pastilla. «Es una parte del trabajo que me encanta porque tengo trato directo con el cliente y puedo defender mi producto. Sé cómo y dónde está hecho, sus características... puedo aconsejarle y recomendarle», cuenta Sebastiana. Sin embargo, también reconoce que «estas pequeñas cosas cada vez se valoran menos».

Para Sebastiana Sureda la vida en el campo es una vida «gratificante pero difícil» y ve muy cumplido su futuro. «En unos diez o veinte años quizá habrá que hacer demostraciones de cómo es el trabajo del campo para que los niños y jóvenes sepan lo que era», bromea.

Pese a todo, el tiempo que quede seguirán cosechando con las mismas ganas e ilusión de siempre para ofrecer el mejor producto fresco a sus clientes.