Malena Bibiloni

«El ‘baño de bosque’ también sirve para la educación ambiental»

Malena Bibiloni cree que sería fantástico que los ‘baños de bosque’ se incorporaran a la oferta educativa de los espacios públicos forestales de Baleares

La bióloga y comunicadora Malena Bibiloni

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Malena Bibiloni Amorós es bióloga y desde hace casi una década trabaja como educadora en el jardín botánico de Sóller (Fundació MUCBO). Después de unos años de entrar en contacto con la disciplina oriental conocida como ‘baños de bosque’ (Shirin yoku, en su denominación en japonés) y de ser cofundadora de la asociación balear de esta disciplina (Associació de Banys de Bosc de les Illes Balears), en 2022 obtuvo su titulación como guía certificado, otorgada por la Forest Terapy Hub.

Según explica, «se trata de una actividad de contacto con la naturaleza cuya práctica suele ser grupal y se desarrolla realizando paseos pausados dentro de un espacio natural con el objetivo de conectar con el entorno y obtener con ello beneficios físicos y psíquicos». Normalmente, los ‘baños de bosque’ se realizan conducidos por un guía que, según la educadora, «se encarga sobre todo de proporcionar a los participantes un entorno de actividad seguro, para que no tengan que preocuparse más que de lo que están haciendo durante la práctica».

Malena asegura que la práctica de los baños de bosque «proporciona beneficios físicos y mentales, porque actúa tanto sobre la parte química de nuestro organismo y sobre la emocional». Pero además, añade que también tienen la capacidad de mejorar nuestra salud social y se ha demostrado su eficacia para combatir los efectos negativos de la depresión o de la soledad no deseada». Finalmente, considera que el Shinrin yoku «puede ser una potente herramienta de educación ambiental que puede cambiar nuestra forma de mirar hacia la naturaleza».

En este último sentido, Bibiloni remarca que no siempre tiene porque practicarse en un bosque, sino en otros espacios naturales, junto al mar o, como en su caso, en un jardín botánico. «En un jardín botánico como el de Sóller es muy fácil conectar con la naturaleza, por la biodiversidad que alberga, los diferentes hábitats que representa, el sonido del agua y los pájaros y un marco paisajístico excepcional, todo ello facilitado por su accesibilidad», añade.

Según Malena, «uno de los problemas con los que nos encontramos en Mallorca es que gran parte de los bosques están en propiedades privadas y los espacios públicos suelen estar muy masificados, lo que dificulta mucho la difusión de los baños de bosque». Considera que «sería muy interesante que las administraciones públicas que disponen de espacios naturales arbolados o bosques comunales, lo incorporaran a su oferta educativa o facilitaran esta actividad, dando a estos espacios un valor añadido».

Finalmente, remarca que los baños de bosque se han revelado también como eficientes terapias que ayudan a la recuperación de dolencias o traumas, aunque en este caso la actividad tiene que estar coordinada con terapeutas.