Este sábado fue la Conversión de Sant Pau, un día que da propiedades curativas a los que nacen este día. También los ajos sembrados este día tienen principios curativos. Son los ajos pau, que se sembraron ayer durante todo el día, pero que para que sean ‘pau’ tienen que recogerse la noche mágica de San Juan (el 24 de junio).
Nofre Llinàs es un apasionado de todo lo relacionado con fora vila y pasa sus horas libres en su finca de Son Pol. Siempre que le es posible intenta mantener las costumbres de antaño, como son las siembras y recogidas según la luna. Una de éstas son los ajos ‘pau’. Así que lleva a cabo todo el ritual necesario. Incide en que lo más importante para que causen efecto «es recogerlos bien, más que la siembra».
Días atrás sembró los ajos habituales. La época de siembra es de noviembre a febrero, y se recogerán a principios de junio. Pero, dejó varias cabezas de ajos para sembrar este sábado, «no hay hora concreta, va bien todo el día», comenta. «Lo importante, para que surtan efecto y tengan propiedades curativas es el momento que arrancarlos, día 24 de junio, después de la medianoche y antes de que amanezca. Yo los suelo recolectar sobre las 2 de la madrugada». Cada año repite el mismo proceso.
Los ajos sembrados el día de San Pablo, desde tiempos inmemoriales se dice que tienen propiedades curativas -al igual que las personas nacidas éste día [y una semana antes y una después también, o sea, tienen quincena] con la saliva-. Se dice que si se refriega un ajo abierto -sin las capas que lo protegen- por donde ha picado un insecto (abeja, araña, mosquito,…) o alguna planta como la ortiga, pues desaparece el hinchazón o la rojez. «Cuando vamos a pescar siempre procuro llevar una cabeza de ajo por si algún pez araña u otra especie nos pica», comenta Nofre.
Este año la siembra ha sido diferente. Las lluvias han empapado bien la tierra, «los tendré que cavar más adelante, cuando la tierra ya esté más seca». Nofre iba colocando los ajos en el surco que había preparado con una cuerda para que estén alineados y no torcerse. Ante la sequía de estos últimos veranos y aunque ahora haya llovido, ha dejado un tubo de goteo preparado. «Puede que en mayo o junio necesiten regar un poco, y ya voy sembrando los ajos en el punto óptimo según el goteo», explica.
Una particularidad es que una vez sembrados, en el mismo surco esparce ceniza «de chimenea, de la brasa de la leña quemada», incide. La ceniza suele ‘espantar’ a los gusanos que se comen los ajos, «ya no los atacan tanto», dice. El último paso es volver a tapar el surco con la tierra. Cuando el terreno se seque, los cavará.
Nofre comenta que todos son los mismos ajos, no hay ninguna diferencia con los ‘pau’; a excepción de que se siembran el 25 de enero y se recogen el 24 de junio. «No se les hace nada más en especial y sirven también perfectamente para el uso cotidiano en la cocina», explica.
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