Joan Rosselló ha dedicado años de investigación a recopilar datos sobre desastres naturales provocados por la lluvia. | Lluc Garcia

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Joan Rosselló Geli (Sóller, 1969) es doctor en Geografía y experto en inundaciones naturales, tema al que ha dedicado gran parte de su trayectoria como investigador. Además de ser autor de más de medio centenar de publicaciones científicas sobre el tema, Joan Rosselló ha hecho también una gran labor divulgadora, dejando constancia de la importancia de los riesgos naturales relacionados con el agua en numerosas comunicaciones y conferencias. Estos días, después de las trágicas consecuencias de la DANA que afectó a la Comunidad Valenciana, el investigador solleric ha recibido muchas consultas para dar su opinión.

«De pequeño ya me llamaban mucho la atención los torrentes, tan abundantes en Sóller, y me fijaba en los cambios que sufrían tras las crecidas. Al realizar mis estudios de Geografía no dudé en especializarme en esta materia», afirma el geógrafo. Rosselló considera de vital importancia «la recopilación de datos útiles para prevenir estos episodios, pero también para educar a la población sobre los riesgos naturales, en este caso las inundaciones, y el significado de las alertas».

Recuerda que «hasta hace 60 años existía en Mallorca una tradición oral sobre los riesgos naturales que desgraciadamente hemos perdido. La gente mayor recordaba episodios anteriores porque en el Mediterráneo siempre los ha habido, sabían hasta donde podía llegar el agua en cada caso y tenían más capacidad para ponerse a salvo. También sabían que había que construir preferentemente en terrenos elevados y así ese hizo hasta el siglo XX en la inmensa mayoría de municipios de Mallorca, a excepción de algunos como Palma, Manacor o Sóller, donde se ocuparon también las riberas».

En uno de los trabajos publicados por Rosselló, en este caso junto a Maria Cortés, se documentaron, solo en Sóller, 46 episodios de inundaciones ocurridos entre los años 1900 y 2000. «Hasta 17 de estas inundaciones fueron localmente catastróficas, destruyeron infraestructuras, hubo desbordamientos que arrasaron viviendas y zonas agrícolas y la población estuvo en riesgo». Además, asegura que «las graves se concentraron entre 1924 y 1994».

Sobre la construcción en zonas inundables, Rosselló ve complicada una vuelta atrás, pero cree que donde sea posible «deberían recuperarse los cursos naturales de los torrentes y crear zonas permeables cercanas».

Pero, para el experto es vital la educación para que la gente sepa lo que hay que hacer o evitar en estos casos. «En Baleares existe el plan Inunbal, pero la población no conoce los protocolos, no se realizan simulacros de inundación en los colegios y apenas existen planes municipales específicos», alerta Rosselló. Recuerda que «aunque siempre ha habido lluvias torrenciales en nuestra región, todo apunta a que serán cada vez más frecuentes y más intensas».