Miquel Arbona, con un ‘manat’ de grells, en su finca de sa Rota de Montuïri. | Maria Nadal

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Hace unos años, Miquel Arbona apostó por ponerse al frente del huerto familiar en la finca de sa Rota de Montuïri. Tomó la decisión cuando sus padres se jubilaron y no se arrepiente porque se considera un apasionado de su trabajo. Aún así, Arbona lo tiene claro: «Para ser payés debes tener pasión por su trabajo, si no abandonas».

Y es que las jornadas laborales de Miquel Arbona son especialmente largas. Tres días por semana va a Mercapalma para vender su producción y se levanta a las tres de la mañana para vender el producto que cultiva en su finca. Este agricultor se ha decantado por la producción de sofrit, perejil, acelgas, cilantro o zanahoria negra, más conocida como safarnària, entre otros. De hecho, Miquel Arbona ha trabajado mucho para no perder esta zanahoria típica de Mallorca, que hace años se cultivaba mucho en Sant Joan y Montuïri: «Muchos payeses han dejado de producir la safarnària y yo he apostado por no dejarla perder. Es una semilla autóctona que, para conseguirla, dejamos que la zanahoria espigue para recoger la semilla durante el verano. Se planta en octubre y disponemos del producto a partir de noviembre, que es cuando más se utiliza para hacer el frit de matances».

Debido a que produce verdura en manats, Miquel Arbona precisa de mano de obra, que no siempre es fácil de encontrar. «Durante la temporada alta tengo a siete personas contratadas y he tenido que acudir a Unió de Pagesos para pedir ayuda. Ahora, las personas que trabajan en la finca son, mayoritariamente, de Colombia y solo les puedo hacer un contrato de seis meses prorrogables a nueve, además de facilitarle la vivienda. Pasado este tiempo deben regresar a su casa. La falta de personal nos supone un problema porque para la producción que tenemos en sa Rota necesitamos mano de obra, no queda otra, porque es un trabajo muy manual».

Aún así, este payés de Montuïri ha optado por introducir la innovación y la modernización a su finca. «Debido al incremento de precios, pusimos una instalación de placas solares y todo el trabajo está informatizado. Además, tenemos instalado un sistema de riego en todos los huertos, que facilita el trabajo, porque para producir verdura debemos estar muy encima».

Arbona no hace una producción ecológica y lamenta que se hayan prohibido algunos químicos que ayudan a mejorar el estado de las plantas. «Si una planta está enferma se debe tratar, pero aquí tenemos algunos productos prohibidos que, sin embargo, sí que están permitidos en otros mercados que nos abastecen. Entiendo que debe haber un control estricto en los productos que se consumen crudos, pero estas medidas deberían ser más flexibles con los que se tienen que cocinar porque el ciclo de actuación de los productos permitidos es muy largo».