El jardín está compuesto por tres comunidades de especies. Por una parte se encuentra la zona dedicada al olivar y ullastre, otra a las encinas y un tercer sector que recoge plantas de marina, todas ellas procedentes de la Serra de Tramuntana. Desde su creación ha ido perdiendo ejemplares hasta llegar a disponer de solo un 30 % de las plantas originales.
El equipo de la comisión ecoambiental del CEPA Francesc de Borja Moll está formado por Mario Romera, Pascual López, Glòria García, Santiago Quevedo y Javier Arenas, con el apoyo de la directora del centro, Maria Aurora Mateu. En estos momentos se encuentran desarrollando un cronograma de trabajo para concretar los pasos a seguir y devolver el valor natural al jardín botánico.
Se han marcado un plazo de unos cinco años, en los que pretenden realizar una obra que permita integrar el jardín en un paseo que una los tres ecosistemas y que además sirva para naturalizar el patio. Otra tarea será la de incorporar e identificar las plantas que se han perdido. Para ello también cuentan con la ayuda de expertos y entidades que están colaborando para que este espacio tenga el reconocimiento que se merece.
El permacultor Julio Cantos está asesorando sobre la temporización a seguir en la confección del jardín y el Grup d’Amics en Defensa del Medi Ambient (GADMA) ha regalado ejemplares de su publicación «Plantes d’un temps» para ser usadas por el profesorado y el alumnado del centro. El taller ocupacional de Son Agulló también se ha implicado y la Fundació Es Garrover realiza tareas de poda.
La directora del centro explica que «queremos optar a una subvención de programas medioambientales del Govern y con las obras tenemos que gestionarlo con el Ibisec».
La comisión ecoambiental considera que el jardín botánico «es un referente de la educación ambiental en la comarca del Raiguer y, con esta iniciativa de potenciarlo, queremos que sea más conocido». De hecho, el próximo 8 de mayo se celebra la jornada de puertas abiertas en el CEPA, de las 9 a las 14 horas, y desde la dirección invitan a la ciudadanía a que conozcan este espacio natural. Mientras tanto, el jardín botánico sigue ofreciendo numerosas aplicaciones didácticas (biología, plástica, léxico,...) y sociales, pues «es un espacio muy amable con las personas y tanto los profesores como los alumnos encuentran un lugar donde realizar actividades y socializar».
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