Llorenç Mestre, en su finca de Vilafranca, donde crecen las dos variedades. «Un sueño hecho realidad», comenta. | Assumpta Bassa

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Un sueño hecho realidad. Lo que empezó como una aventura, hoy ha echado raíces y dado sus frutos. En la finca de sa Rota des Secs, de Vilafranca, se erigen unos 1.300 olivos autóctonos, cuyas variedades están inscritas en el registro de marcas comunitarias. El artífice de todo ello es Llorenç Mestre Mayol (Vilafranca, 1947) que descubrió, por azar, dos variedades autóctonas que denominó orella de llebre y ‘talayótica’. Su objetivo es montar una sociedad para darlas a conocer y poner en valor estos olivos cien por cien mallorquines.

Mestre trabajó de recepcionista de un hotel durante muchos años. A raíz de una enfermedad, en 2006, tuvo que darse de baja y entonces fue cuando pudo disfrutar de una de sus principales aficiones: el campo. «En una finca de Vilafranca descubrí unos olivos que me llamaron la atención. Uno de ellos tenía una forma helicoidal en la mayoría de sus hojas y otra variedad con unas aceitunas de color rosado».

A partir de aquí empezó todo un periplo de análisis en Cataluña y Madrid. En la Universidad de Córdoba tienen constancia de todas las variedades del mundo. «Envié a Córdoba ocho unidades de cada una de las dos variedades y me dijeron que no existían. Por ello las registré». El nombre de ‘orelles de llebre’ responde a la forma de sus hojas, explica. La variedad ‘talayótica’ pretende ser un homenaje a un elemento nuestro, los talaiots. Las especies se encuentran en el catálogo del banco de germaplasma mundial del olivo. En la actualidad hay cerca de 30 personas que tienen estas dos variedades. «Quiero darlas a conocer, unirnos en sociedad o cooperativa y darle todo el valor que se merecer».

De estos olivos nace un aceite gourmet, cien por cien mallorquín. «Lo envasamos en pequeñas latas. Tenemos una producción de cerca de 250 litros. Se envasa en la almazara de Son Catiu», comenta Mestre. En base a las analíticas realizadas en 2015 por la Universitat de Catalunya se deduce que tanto una como otra variedad pueden ser adecuadas para concursos internacionales. Exponen que se trata de un aceite de buena calidad. En el caso de la variedad talayótica tiene un perfil complejo y muy fresco con un nivel de antioxidantes naturales eficiente para asegurar una vida útil de tipo largo.

Por lo que hace referencia a la variedad ‘orella de llebre’, en boca es intenso con un perfil equilibrado y adecuado para mercados internacionales y canales gourmet». «La pandemia nos paralizó, ya teníamos el aceite preparado. Pero ya en 2021 nos reactivamos con todas las ganas. Mi ilusión es que pueda seguir creciendo las dos variedades para deleitar los paladares de la gente. Por ello me gustaría formar una sociedad con colaboradores con el objetivo de potenciar los olivos y poder acudir a concursos nacionales e internacionales», concluyó Llorenç Mestre.