David Agustín, en su finca. | Pep Córcoles

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La naranja se encuentra en plena campaña de recolección. Los huertos de Mallorca están repletos de actividad desde hace algo más de dos meses, pero el desánimo cunde entre los payeses porque siguen percibiendo un precio similar al de años anteriores cuando los costes se les han disparado. David Agustín es un productor de Muro, cultiva la finca de es Mollà y explica que «para cultivar naranjos y obtener fruto tenemos que hacer tratamientos fitosanitarios de forma constante. Los hongos son un problema, pero el mayor de todos es la mosca mediterránea (Ceratitis capitata) Para combatirla necesitamos sulfatar muy a menudo o nos encontramos con naranjas llenas de larvas». El payés asegura que ese año ha invertido ya 400 euros en productos fitosanitarios para su huerto. Es Mollà cuenta con aproximadamente 800 árboles.

Jaume Munar es otro veterano payés de Muro, cultiva la finca de Biniaco donde crecen naranjos, pomelos, mandarinos y limoneros. Munar ha desistido de seguir usando los productos fitosanitarios corrientes y ha optado por una solución más ecológica a la par que menos gravosa. «Uso trampas atrapamoscas», explica.

Munar describe que «la trampa atrapamoscas es un receptáculo dividido en dos partes. En una se encuentra una sustancia atrayente que hace que la mosca entre. Una vez dentro, se topa con una membrana en la parte superior empapada en veneno. El insecto muere al entrar en contacto con el veneno».

El agricultor sostiene que «este sistema tiene la ventaja de que dura mucho y a la vez nos evita rociar las hojas del árbol y los frutos con sustancias tóxicas para los insectos pero que no sabemos si a la larga nos pueden afectar».

A pesar de ello Jaume ha arrancado este año algunos mandarinos y ha empezado a plantar aguacates. «Creo que tiene más futuro, en todo caso algo hay que hacer». Tanto Jaume como David describen que en Muro se han arrancado muchos huertos de naranjos y otros se ven en estado de abandono.
Jaume Amer es otro productor de cítricos, en este caso de limones. «Abonar los árboles nos cuesta un dinera». Asegura que «el precio del abono más habitual para los árboles, el conocido como tres quince, se encuentra ya a un euro el kilo». En lo que coinciden los tres es que a pesar de el aumento de costes de producción, «el precio de la naranja al por mayor sigue siendo el mismo, entre 0,30 y 0,35 euros el kilos», dice Agustín.

Este joven ha decidido este año vender sus frutas directamente a vendedores de mercados y tiendas intentando obtener una mejor rentabilidad. «Los grandes mayoristas nos dan precios muy bajos y lo cierto es que yo a 0,30 euros el kilo no recogeré ni una naranja este año. Prefiero dejarlas caer y que se las coman los burros». Cabe destacar, sin embargo, que los mayoristas no ofrecen precios superiores porque están condicionados con el precio que marca, sobre todo la naranja valenciana. Allí se está pagando el kilo de fruta sobre 0,25 euros y establece una competencia dura, según explican fuentes del sector.