Andreu Adrover muestra varios planteles de encina. | Gori Vicens

TW
1

¿Sabían que hay bellotas dulces autóctonas de Mallorca? Con el paso de los años estos frutos secos se han ido perdiendo, siendo actualmente unos grandes desconocidos por la mayoría de personas, pero tienen un enorme potencial gastronómico, económico y medioambiental. Gracias a la ardua investigación de la Associació de Varietats Locals de Mallorca (AVLM) ahora se está poniendo en valor y se la quiere recuperar. En la Isla todavía quedan un buen número de encinas aunque la mayoría ya son viejas. También hay algunos injertadores que con su trabajo ayudan a que haya árboles jóvenes. Así, se ha conseguido encontrar diferentes variedades con un nombre concreto: de la campaneta, d’en Cremat, d’en Pere Andreu, de la monja Riera o d’avellaneta. También se han localizado árboles que se sabe que son dulces pero sin conocer su nombre concreto.

El proyecto, del cual forma parte el técnico agrícola y vocal de la AVLM, Andreu Adrover, consiste en multiplicar estas variedades antiguas, autóctonas, para que no se pierdan y que además puedan ser productivas. Injertar encinas es complicado y no siempre agarran, además es un árbol de crecimiento lento, hecho que hace que se tenga que esperar varios años para poder injertarlo. Siguiendo los pasos del investigador catalán –de Tarragona– Joan Monserrat (de la empresa Balanotrees) que practica injertos sobre pie de un año (muy pequeño) y reposando dentro de invernadero, gracias a la ayuda de la UIB que les cedió el espacio, lo están desarrollando.

Con este método se injertan plantas de un año que han sido cedidas por el vivero de Menut. «Hemos hecho un microinjerto, colocándolos en unas estanterías en una zona de calor que ayude a cicatrizar el injerto, y tres semanas después se sacan y ya se pasan al invernadero», indica Andreu Adrover. De momento cuentan con una tanda de 350 plantas injertadas y dentro del invernadero, además de otra de 350 más en proceso. Para la semana que viene preparan una tercera tanda. Aunque por ahora hay un alto porcentaje que han brotado, «con las encinas se tarda más tiempo en saber si ha agarrado o no»; aunque «estamos contentos, no sabemos cómo evolucionaran». Por ello, «hemos injertado de todas las variedades que hemos encontrado. De momento tenemos una docena, pero a simple vista es difícil diferenciarlas todas porque con el mismo nombre se designan diferentes variedades y las hay que con diferentes nombres son de la misma variedad», explica Andreu.

La Associació de Varietats Locals de Mallorca ha llevado a cabo un arduo trabajo para recuperar esta variedad.

Para seguir con la investigación y clasificarlas, desde la AVLM intentaran llevar a cabo unos marcadores moleculares; hacer un estudio genético de las diferentes variedades encontradas para poder diferenciar exactamente si son iguales o no y poder contar con un listado e ir injertando para hacer colecciones de referencia para conservarlas. Aunque las bellotas dulces no son muy conocidas, teniendo en cuenta que muchas de las encinas son centenarias, indica que nuestros abuelos ya las cultivaban. Junto con la vid, higuera u olivera son de las más antiguas que tenemos en Mallorca.