Guillem Pont se encarga de la explotación de la finca que hasta 2016 fue una granja escuela. | Redacción Part Forana

TW
0

En ses Sitges se respira naturaleza, vida y cultura. El aroma de la tierra se mezcla con la huella que dejaron en ella centenares de niños que aprendieron a cuidar el medio ambiente, a distinguir si un tronco era de almendro o de higuera, a amasar pan o a elaborar queso. Allí, en la casa donde nació el escritor Salvador Galmés, el llorencí Guillem Pont se encarga actualmente de una pequeña explotación de ovejas y algarrobos. En esta finca, ubicada en el municipio de Sant Llorenç, durante más de 30 años funcionó una granja escuela (1982-2016), gestionada por su mujer, Caterina Pons.

En 1982 compraron la finca de ses Sitges donde nació el erudito y lulista mallorquín. A su entrada a la casa una placa así lo recuerda. Desde entonces se han cultivado muchas historias y han germinado muchos recuerdos. Guillem Pont ejerció de maestro durante cinco años pero luego se le presentó la ocasión de trabajar en un banco. También estudió pedagogía. Entre los años 1972 y 1982 organizaba campamentos de verano. Tras la adquisición de ses Sitges surgió la idea de montar una granja escuela en esta zona siendo innovadores en apostar por la educación ambiental.

«Fuimos un poco pioneros en este sentido. El objetivo era poner en contacto los niños con el entorno natural mallorquín. Fue una gran experiencia. Muchos niños que vinieron ahora son monitores. Luego, los tiempos cambiaron, vinieron las escuelas de verano y los campos de aprendizaje».

La finca tiene diez quarteradas. Explicó que «fuimos uno de los primeros productores en inscribirnos en APAEMA. Tenemos una explotación agraria tradicional con 18 ovejas y algarrobos. Teníamos almendros pero en diez años se nos han muerto».

Añadió que «hacemos una rotación tradicional de cultivos. Aparte tenemos otras fincas más pequeñas que se han declarado como producción de frutos secos que se destinan a forraje». Según explicó «tenemos casi el 100 por ciento de semillas y planteles propios y la alimentación animal es exclusivamente de la propia finca».

Contó que «soy hijo de un pagés pobre que vivió en 10 cuarteradas, pero hoy es impensable. El concepto de agricultura tradicional se ha acabado». Considera que hay más conciencia ecológica hoy en día. «Que lo verde este de moda, pese a que hay intrusismo, ha posibilitado un cambio de mirada hacia la agricultura ecológica». También añadía que «el hecho que en grandes superficies comerciales tengan estanterías dedicadas a productos ecológicos o de proximidad es positivo».

Ahora tiene en marcha un nuevo proyecto: convertir ses Sitges en un agroturismo. «Nuestra idea es que esté orientado al aspecto ecológico. Queremos un agrotuismo singular diferente a los tradicionales en donde hay lujo. Queremos que esté arraigado en el medio ambiente en todos los aspectos. Estoy convencido que el cliente sensibilizado con los temas ambientales existe».