Bel y Joana Riera, junto a su producción de tomates cherry, en el invernadero de su finca de Manacor.

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El sol aprieta desde primera hora de la jornada y las hermanas Riera ya están en los invernaderos de la finca familiar en Manacor para recoger la producción que venderán de forma directa en los mercados a los que acuden. Joana Riera (Manacor, 1975) y Bel Riera (Manacor, 1974) se dedican a la agricultura desde hace años. De hecho, su padre se dedicó toda la vida al campo y aunque Joana estudió magisterio y ejerció de maestra durante una temporada, ahora está volcada en la agricultura junto a su hermana Bel.

Su producción se centra en los productos de temporada y ahora tienen el pleno de berenjenas, tomates, pimientos... «Cultivamos en invernaderos y esta opción nos permite avanzarnos a la cosecha de los productos de temporada», explica Joana que añade que en los meses de verano mucha gente tiene huertos propios y el mercado está saturado de este género.

Para acercar el producto a sus clientes, las hermanas Riera acuden cada semana a los mercados de Artà (los martes), al de Sant Llorenç (los jueves) y en Manacor van a la plaza de ses Verdures los sábados. También lo venden a través de la Cooperativa Ecològica y es que desde hace dos años empezaron la conversión hacia este tipo de agricultura para ofrecer un valor añadido a sus productos. Durante el pasado mes de enero acabaron con el proceso y ahora ya tienen una explotación cien por cien ecológica.

Al igual que muchos productores, Bel y Joana explican que durante el confinamiento hubo un incremento en la demanda de los productos de kilómetro cero, «pero ahora todo ha vuelto, más o menos, a la normalidad», según Bel. Los productos ecológicos les han ayudado a captar una clientela que antes no tenían, pero Joana asegura que «los clientes que siempre han venido al mercado no le dan tanta importancia a que sea una producción ecológica». Ellas se inclinaron por este tipo de producción porque «va con la lógica de cultivar los productos y darles más calidad. Esta opción nos permite defender más el producto ante otras explotaciones mucho más grandes, aunque no hemos incrementado los precios».

Para ellas dedicarse a la agricultura es «una forma de vida y una vocación al igual que lo es ser profesor, médico o enfermera», asegura Joana, aunque su hermana Bel puntualiza que «si no tienes a alguien detrás que te de tierras, la maquinaria necesaria y las bases para dedicarte a este mundo, es difícil». Ellas recogieron el testigo de manos de su padre.

Además del trabajo, que necesita una dedicación plena, Bel explica que en su ámbito laboral también dependen de factores externos para tener buenos resultados. «El cambio climático no acompaña en las producciones», dice y añade que «hemos tenido una primavera fresca pero con el aumento de grados de los últimos días tenemos que adecuar los invernaderos para evitar que las plantas se quemen».