La tarea de los injertos se inicia en abril y este año terminará en junio.

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El ‘boom’ de los últimos años por la siembra de algarrobos ha hecho aumentar considerablemente la demanda para realizar importantes plantaciones. Con la caída en picado del cultivo de almendros, los algarrobos han sido la principal alternativa al ser un árbol de mantenimiento fácil con pocos gastos asociados, y por ahora, muy tolerante a la sequía. Por ello, por sus características, son muchos los agricultores que han optado por su siembra hasta el punto que no hay vivero suficiente de algarrobo injertado para abastecer la demanda.

Para paliar este déficit y asegurar material vegetal disponible, la Associació de Productors d’ Agricultura Ecològica de Mallorca (APAEMA) y la Mallorca Preservation Found (MPF) firmaron un acuerdo mediante el cual, MPF hace una aportación económica para que los técnicos de APAEMA cuenten con material vegetal repartido por toda la isla, y posteriormente, la fincas que lo deseen, solicitar el servicio de injertado.

Uno de los técnicos, Pere Sureda, explica que lo importante es «tener un mapa de diferentes variedades locales de algarrobo y que los árboles estén podados de manera que año tras año tengamos mudas disponibles».

Explica que APAEMA ofrece este servicio porque el algarrobo no es fácil de injertar cuando se hace sobre el terreno. El injerto empieza a finales de abril y este año se alargará gracias a las últimas lluvias hasta la tercera semana de junio, dependiendo de la zona. Pasada esta fecha el árbol retiene considerablemente la savia.

Habitualmente el algarrobo nace del hueso, el garrofín, pero es importante injertar para tener una producción normal. «Lo ideal es hacerlo a los dos o tres años de vida del árbol, porque así como van pasando los años – a partir de los 4-5 años- disminuyen las garantías de que el injerto tenga éxito», explica Pere Sureda. «Hay agricultores que nos piden que injertemos en árboles de 10 o 12 años y no nos podemos responsabilizar porque ya son viejos y el injerto es muy incierto; no es tan fiable como en almendros, ciruelos u olivos», comenta.

Una de las dificultades que se encuentran los técnicos, de ahí poder disponer de este banco, es encontrar las mudas adecuadas. «Las mudas tiene que ser del año anterior, vigorosas, sanas y de una variedad local interesante», explica Sureda. Para ello se necesita haber hecho un año atrás una buena poda, quitándole al algarrobo entre un 40 y un 50 por ciento de ramas para estimularlo a sacar nuevos brotes. «Si no se hace, la crecida del árbol es muy pequeña y no podemos sacar mudas. De ahí que sea muy importante una buena preparación y cuidado», incide. El perjuicio, claro está, será la producción de esos árboles podados. «Sí, pero solo necesitamos 2 o 3 por zona; de un algarrobo así podemos sacar cientos y cientos de mudas», aclara Sureda.

Las técnicas de injertos que emplean son las tradicionales, de escutet o plaqueta. Por otra parte, los árboles a injertar deben estar en buenas condiciones, y una vez hecho el injerto (a las tres semanas se sabe si ha ido bien o no) continuar con otras prácticas de mantenimiento.