El proyecto cuenta con tres gallineros y un amplio espacio.

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En la finca ses Oliveres de Llubí nace cada día, en verde, una ilusión nueva. Esperanza y ecología. Y es que cultivar el compromiso social siempre da su fruto. La organización Mater Misericordiae, fundada el 1963 por las Hermanas Franciscanas Hijas de la Misericordia, trabaja para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual, desde su nacimiento hasta la vejez. Cuenta con múltiples servicios y, entre ellos, el de formación y inserción laboral.

Bajo la marca ‘Mater’ se comercializan huevos ecológicos y aceite de oliva virgen extra con Denominación de Origen producidos en estos terrenos, con la ayuda de un grupo de usuarios de la institución. «Personas con capacidades especiales que colaboran de una manera u otra en el proceso de la cadena laboral». Así lo explicó Jaume Font, director de Treball de la organización. La finca en la que se trabaja tiene una extensión de 10 cuarteradas.

La producción es ecológica al cien por cien. En la finca hay 3.500 olivos de la variedad arbequina y picual. Se cuenta con tres gallineros y alrededor de 2.000 gallinas que viven en libertad con todos los controles sanitarios. Llorenç Payeras Capellà es el ingeniero agrónomo responsable de la agricultura ecológica.

«Tenemos un gallinero tradicional y otros dos más modernos. Las gallinas proceden de Cataluña y se alimentan de pienso ecológico. Viven felices, tienen un gran espacio para moverse», comentó el responsable de Treball.

Mater Misericordiae comercializa huevos ecológicos y aceite de oliva virgen.

Según explica, éste ha sido un año muy bueno en el que se han superado las expectativas. «Hemos recogido más de 30 toneladas de aceituna y tenemos una producción diaria de 1.750 huevos. En febrero la intención es llegar a tener 2.500 gallinas con lo que podríamos llegar a una producción de 2.000 huevos diarios». Todo ello se comercializa a través de cadenas de supermercados: Eroski, el Corte Inglés y Véritas. Además se trabaja con restaurantes. Asimismo en la finca hay venta directa.

Font asegura que «todo este proceso supone una gran implicación social. Es un compromiso con el medio ambiente y con las personas con capacidades especiales. Cada uno de los trabajadores dejan su huella. Conseguimos un producto lleno de amor, de cariño hecho por gente que se siente muy satisfecha de lo que hace, que está muy a gusto».

Desde Mater se ofrecen talleres ocupacionales y se cuenta con huertos sociales en los que se ha empezado a cultivar azafrán.

El compromiso está claro: se generan puestos de trabajo para personas con discapacidad intelectual en el ámbito laboral del sector primario a la vez que se contribuye a dinamizar la economía rural de los municipios de interior.