Damià Obrador es el vigilante rural del municipio de Santanyí, una tarea que desarrolla desde hace 20 años. | Redacción Part Forana

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Desde hace 20 años, Damià Obrador (Santanyí, 1966) es el vigilante rural de Santanyí, una figura municipal que vela por la seguridad y el buen cuidado de la zona rústica de todo el municipio. Aunque empezó trabajando como miembro de la brigada municipal, su título de guarda del campo y de caza hizo que ocupara este trabajo que consiste en ayudar a los payeses en caso de un ataque de perros a las ovejas, en controlar las colonias de gatos o en acudir en caso de avistamiento de cualquier animal en las carreteras como, por ejemplo, ovejas o cerdos que hayan escapado de las fincas.

Su conocimiento del municipio y de los vecinos es clave para poder desarrollar su trabajo día a día. Asegura que está activo las 24 horas del día y que hace años que no tiene vacaciones. «Si me llaman porque han visto un perro suelto a cualquier hora debo acudir para evitar que el animal provoque un accidente o daño a terceros, que es lo más peligroso», cuenta Obrador y recuerda que en un caso persiguió a un perro durante tres días y lo capturaron después de que provocara un accidente con un coche en la carretera Santanyí a Campos.

Este vigilante rural es un referente para sus vecinos y los payeses del municipio, que se dedican principalmente a la cría de animales y a la siembra de cereal para el consumo propio. Como ocurre en toda Mallorca, la payesía va en declive en el municipio de Santanyí «aunque ahora hay unos tres o cuatro jóvenes que se han animado y parece que este mundo remonta un poco», cuenta Obrador.

Pero además de velar por la seguridad de la zona rural, Obrador también se encarga de ir a recoger las muestras de triquinosis en las matanzas domiciliarias. Cuenta que este año se celebran muchas menos que en años anteriores y que la pandemia será un punto de inflexión «porque los grupos de amigos que se repartían un cerdo este año no harán matanzas y, probablemente, ya no hagan nunca más». Además, las limitaciones de aforo y la prohibición de celebrar más de una por casa frenará la venta de sobrasada de forma clandestina, cree Obrador. «Las medidas sanitarias solo permiten unas matanzas por casa porque son por consumo propio, por lo que los que las hacían para vender la sobrasada se ven limitados», según este vigilante rural.

Seguridad

Pero además de estas tareas, Damià Obrador también se encarga de la vigilancia de la zona rural, una tarea que realiza junto a la Guardia Civil o la Policía Local. El agente rural explica que los robos en la zona rústica del municipio «no son un problema» porque se hacen controles aleatorios en diferentes puntos.

Este apasionado del campo también se encarga de velar por el buen estado de los animales, aunque asegura que la mayoría de payeses «los cuidan como es debido».