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¿Piensas que no tienes mano con las plantas? ¿Te gustaría hacerte con una pero tienes miedo de que se termine muriendo? Hay plantas muy resistentes, capaces de sobrevivir hasta en las peores condiciones y que con unos mínimos cuidados pueden ofrecer grandes satisfacciones a sus propietarios. Lo importante es saber elegir las más adecuadas. Estas son nueve propuestas que pueden hacernos volver a creer en el poder de la naturaleza.

Originaria de las selvas tropicales de México y conocida popularmente como 'costilla de Adán' por la forma de sus hojas, es una de las plantas de interior más fáciles de cuidar. Esta trepadora puede vivir estupendamente en lugares con poca luz (de hecho, no tolera el sol directo) y necesita un riego moderado (una vez a la semana en invierno y dos veces en verano). Conviene darle espacio suficiente para que crezca de forma generosa.

Una superviviente nata que soporta tanto las bajas temperaturas como las altas y en la que no hacen mella las plagas. Casi no requiere riegos: de primavera a verano una vez cada quince días y en otoño e invierno muy de vez en cuando. Se la conoce también por el apelativo ‘lengua de suegra’ por sus largas y afiladas hojas. Un truco: para que crezcan en vertical es mejor utilizar macetas pequeñas. Por cierto, la NASA la recomienda para eliminar tóxicos del aire.

Probablemente, una de las plantas de interior más resistentes y fáciles de mantener. En verano requiere riego dos o tres veces por semana y en invierno solo una. Agradece sobre todo la humedad del ambiente - por eso se recomienda pulverizarla a menudo con agua o colocar la maceta sobre un plato con guijarros mojados-, y las temperaturas superiores a 15 grados. Originaria de las selvas de Guatemala y Costa Rica, uno de sus mayores encantos es su flor una espiga rodeada de un hoja de color que puede ser roja pero también naranja, púrpura o blanca.

Si hay una planta apta para negados de la jardinería y a prueba de bombas, esos son los cactus. Apenas hay que regarlos ya que las espinas les sirven para prevenir la pérdida de agua: en otoño y primavera bastaría con una vez cada 12 o 15 días mientras que en los meses más fríos entran en una especie de hibernación como algunos animales por lo que hay casi que suprimirlo. Eso sí, el sol es fundamental para su crecimiento, al menos varias horas al día, así como mantenerlos lejos de corrientes.

De la familia de las suculentas, al igual que los cactus, en su caso el agua se acumula en las hojas que son de aspecto carnoso. Las más conocidas son el aloe vera, la echeveria (con su particular forma de rosa) y la cola de burro, perfecta para colgar. Al ser plantas originarias de desiertos y zonas con clima extremo apenas requieren cuidados y riego pero sí, como en el caso anterior, varias horas de sol al día.

Otra planta tremendamente agradecida, tanto que sería capaz de vivir en un simple recipiente con agua durante meses. Además de resistente es muy longeva y purifica el aire. Sus tallos pueden alcanzar los dos metros de largo por que queda muy bien en una estantería alta o colgada del techo. No requiere de un riego excesivo (es mejor que la tierra se seque entre uno y otro), le gusta la humedad ambiental (por lo que agradecerá que la pulverices con agua) y se adapta a todo tipo de iluminación.

Eliminan tóxicos del aire y producen mucho más oxígeno que CO2. Además son frondosos, muy decorativos y resistentes. Agradece los ambientes húmedos - pulverizarlos con agua o ponerle un plato con guijarros y agua les beneficia- y se mustia en ambientes muy secos, por lo que el riego y las zonas de semisombra les viene estupendamente.

En los últimos años ha crecido su presencia en los hogares, ya que florece más de una vez al año y no requiere de cuidados muy complicados. Conocida también como 'cuna de Moisés', es frecuente confundirla con el Anturio. Ambas pertenecen a la familia de las Araceae pero se diferencian en las hojas protectoras que nacen alrededor de la flor para protegerla: las del Anturio en forma de corazón y las de Espatifilo más alargadas. La iluminación y la humedad son claves en su cuidado. Siempre mucha luz pero no directa, temperaturas cálidas entre 15 y 25 grados (no soporta el frio) y riegos moderados en invierno y abundantes en primavera.

Dicen de ella que es la planta perfecta para principiantes. Además, luce como pocas y aportará un toque exótico a cualquier espacio. Original de las zonas tropicales de África, necesita una temperatura cálida (entre 20 y 26 grados), una iluminación media-alta sin sol directo (aunque se adapta a lugares con poca iluminación) y una humedad media-alta. Eso sí, cuidado si tienes mascotas ya que sus hojas pueden ser tóxicas tanto para perros como para gatos.