Bartomeu Deyá, junto al vetusto ejemplar galardonado este mes a nivel nacional. | Redacción Part Forana

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Mallorca, como isla mediterránea, forma parte de la historia del olivo». Con estas palabras Bartomeu Deyá, de Can Det de Sóller, presentaba la candidatura de un gran olivo de la finca familiar de Els Marroigs (Fornalutx) al premio al Mejor Olivo Monumental de España, galardón cuya concesión a su favor fue anunciada la pasada semana.

«Los olivos centenarios y milenarios son un gran valor añadido para la Serra de Tramuntana», explica Tomeu ‘Det’, y añade que «aunque existen olivos muy grandes, probablemente de más de mil años en otras zonas de España, es difícil encontrar un entorno como el de la Serra donde abundan y además están en un lugar incomparable, rico en elementos etnológicos y paisagísticos». Juntamente con el Ajuntament de Fornalutx que avaló la propuesta para el certamen anual que organiza la Asociación Española de Municipios del Olivo, se presentó la candidatura.

Deyá recuerda que «reuníamos todos los requisitos para poder ganar el concurso ya que el olivo que presentamos, de casi 7 metros de perímetro de tronco, está situado en plena Serra de Tramuntana y es donde se conservan más olivares tradicionales, con todos los olivos de más de 100 años con un número considerable entre los 500 y los 1.000». Añade además que «nuestra finca está compuesta de impresionantes bancales y el olivo en cuestión está rodeado de otros de similar tamaño», añade.

En total Can Det, que también siguen manteniendo la última almazara tradicional que funciona en la Isla, cuida de unos 600 olivos repartidos por el Valle de Sóller, entre Fornalutx y Biniaraix. El distintivo obtenido abre un puerta a la divulgación de este patrimonio. «La carretera y la entrada al olivar se encuentran tan sólo a unos 50 metros del olivo distinguido así que habilitaremos un acceso para de poder visitarlo». El olivar está a pocos metros de uno de los caminos de la ruta de pedra en sec lo que facilitará las visitas que complementarán las que la familia ya ofrece a su tafona. «Somos una familia históricamente vinculada al cultivo del olivo y a la producción de aceite», recuerda Deyá.

«Es nuestro principal activo y tanto nuestros clientes como entidades culturales y la misma administración nos piden mantener el sistema como referente histórico de la cultura del olivar en Mallorca» lo que por otra parte les ha permitido compensar la baja rentabilidad agraria con la oferta de ‘experiencias’ a turistas y gente local y como ejemplo de productos Km 0. En este sentido recuerda que «mi padre y mi abuelo, Juan y Guillermo Deyá, dedicaron todo su esfuerzo en el mantenimiento de estos olivos y de la almazara residiendo los meses de invierno en el olivar y contratando gente para la recolección». Juan Deyá, bisabuelo de Tomeu y de su hermano Guillem, ya recibió la medalla de Plata y Diploma por sus aceites en una Exposición del Ayuntamiento de Palma.