Los responsables de este proyecto agrícola consideran que es catando los productos cuando se puede decidir si son buenos o no. | Redacción Part Forana

TW
1

Saber qué comemos es muy importante y aunque muchas veces elegimos por la vista, el sabor es esencial. Cinco agricultores de la comarca de Manacor y Porreres han aunado esfuerzos para romper el mito que todo lo brillante y guapo a la vista es lo mejor. Consideran que catando el producto es cuando se puede decir si es bueno o no. Entre los cinco gestionan unas 300 hectáreas tanto de verdura y hortaliza como de frutales, con infinidad de variedades. Han formado Terracor y de ésta, surgió Terragust, con este objetivo, que el consumidor visite el terreno, vea, pruebe y opine sobre lo que come.

Uno de los socios es Maties Adrover, un experimentado payés que tras años de trabajo vendiendo su producción a diferentes intermediarios o tiendas quiso innovar con nuevas fórmulas, dar dues voltes a su trabajo para poner en valor lo que cosecha y que la gente supiera apreciarlo. Así, se organizan visitas explicativas a la finca, para conocer de primera mano lo que se siembra y recoge; y para catarlo se organizan comidas (en invierno sobre el mismo terreno, entre árboles florecidos) y cenas (en verano, bajo el inmenso parral), donde un experimentado cocinero de raíces payeses, Biel Cornet lo convierte en un suculento menú (acompañado de carne o pescado) dependiendo del producto que esté en su punto óptimo de recolección aquella semana. Como ejemplo, hace unos días se hizo un tast de tomates. De las 20 variedades con que cuentan, se probaron seis. Maties explica que hay una interactuación entre productor y consumidor. Además de comerlas, luego se les pide una valoración, si quieren. De esta manera, el productor sabe qué tipo de tomate tiene preferencia, si más ácido o más dulce, por ejemplo, y la próxima temporada sembrará de las variedades qué más aceptación hayan tenido.

Para Maties, lo importante no es la vista exterior del producto, ya sea fruta, verdura,.. lo importante es saber el momento óptimo de recogerlo «si a una fruta por muy bonita que sea, la recoges tres semanas antes o después de su punto, pues de gusto no será excelente», nos comenta.

Para ello es muy importante que la gente sepa lo que come y con estas interacciones sobre el terreno se ayuda tanto al consumidor que sabe discernir entre uno y otro, como también al agricultor, que puede producir más cantidad de lo que tiene más demanda. Adrover puso como ejemplo una clase de uva, de grano muy pequeño pero que «si empiezas a comer no puedes parar», en cambio, en el mercado si no te asesoran «cogerás la más grande, con más color, brillante y ‘guapa’, y posiblemente no es la de mejor gusto», explica.

En Terragust, con esta fusión «del huerto al plato», se quiere dar a conocer el producto de aquí y cuando toca, o sea, cuando es su temporada, no con importaciones, por ejemplo, uva en febrero; aunque reconoce que de algunos productos como el tomate tiene que haber todo el año porque son básicos en la cocina mallorquina.

Los responsables de este proyecto agrícola consideran que es catando los productos cuando se puede decidir si son buenos o no.

Maties comenta que éste proyecto que han puesto en marcha hace un año, tiene muy buena aceptación. «De cada vez la gente está concienciada en saber qué come, no sólo ir a la tienda y coger bandejas plastificadas». Y, «aunque empezamos con muchos clientes extranjeros, de cada vez más los mallorquines también se interesan –comentaéstos más sólo de disfrutar de la comida, en cambio los extranjeros son más de hacer primero una visita guiada y después degustar».