Alexandre Crespí, junto a una ‘trencadora’ de cáñamo situada en el centro de la nave donde tiene su exposición. | Redacción Part Forana

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Cientos de herramientas, utensilios y objetos antiguos ocupan las paredes y prácticamente cualquier rincón de la cochera en la que Alexandre Crespí, Rua, expone buena parte de su colección.

«Desde pequeño me han gustado las herramientas tradicionales. Vengo de una familia payesa y yo también comencé a trabajar en el campo, pero hace treinta años con la crisis de la agricultura lo dejé y desde entonces soy jefe de jardinería en una empresa hotelera», relata Alexandre. De todas formas, «no he dejado de recoger herramientas y enseres durante todo este tiempo. Desde hace unos seis años la cosa ha ido a más porque hay mucha gente que me conoce que me dona sus piezas y también he rescatado muchos utensilios del punto verde de sa Pobla. Se podría decir que la mitad de la colección proviene de ahí».

Aunque le produce lástima tener que rescatar estas herramientas que alguien ha desechado, entiende que «mucha gente las tiene en su casa y no las sabe valorar, y es normal, porque en general falta mucha información y es un patrimonio que se está echando a perder».

Es incapaz de concretar cuántas piezas forman su colección pero con un simple vistazo es fácil deducir que sobrepasan el millar, solo en la zona que tiene de exposición sin contar lo que tiene guardado en la planta superior.

Entre sus artículos favoritos, sobre todo por el aspecto sentimental, destaca un parpal que era de su bisabuelo, una olla (un curioso aparejo de madera que servía para redirigir el riego en la Albufera) y un pupitre de principios del siglo XX. Aunque este último mueble puede parecer que no está relacionado con la agricultura, Alexandre Crespí recuerda que «muchos de nuestros antepasados vivían entre el campo y la escuela. Si llovía, iban a clase y si hacía buen tiempo ayudaban a su familia».

De sa Pobla también tiene un amplio catálogo de herramientas como galivans, càvecs o rompaines (un utensilio que se empleaba para sacar el barro de las acequias).

La colección de Crespí fue una de las grandes atracciones de la Fira de l’Arròs Pobler, con numerosas visitas que descubrieron un patrimonio que incluso muchos poblers desconocían. El carácter afable de Alexandre hizo que las conversaciones con el público se repitieran y las explicaciones sobre la utilidad de algunas herramientas fueran constantes.

Aunque destaca la curiosidad de los más jóvenes le encanta cuando las personas más mayores reconocen las herramientas que usaban cuando trabajaban en la agricultura, como es el caso de los covos, unas grandes cestas de mimbre que se utilizaban para la exportación de las patatas antes de los sacos y que se llevaban hasta Inglaterra. Precisamente, lo que más valora Alexandre Crespí de las herramientas que colecciona es que «dan buena muestra del ingenio de nuestros mayores y que no tiraban nada porque no se vivía en la abundancia».