Inés González ha creado este perfume a partir de las plantas que crecen en la Isla. Lo distribuye en tarritos y cajitas. | Redacción Part Forana

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Toda la esencia de Mallorca, los olores del mar y de las flores silvestres del campo se han concentrado en pequeños tarros o cajitas. Aromas de espliego y sal, caminos salpicados de higueras o las costas rocosas bañadas de Mediterráneo conforman el perfume sólido Morgana Perfum, un proyecto que nació en la Colònia de Sant Pere de la mano de Inés González Bonorino (Argentina, 1968) y que ahora se ha incorporado a los productos artesanales que se venden bajo la marca d’Artà.

Hace dos años que González empezó con este proyecto. «Soy de Argentina y desde hace tres años vivo en Mallorca. Mi marido y yo vivíamos en un barco y cuando llegamos hasta aquí me enamoré absolutamente de la Colònia de Sant Pere. Yo soy de Salta, un pueblo de montaña y el paisaje rural me recordaba mucho a Mallorca». Así compraron una pequeña casita en la zona de es Pinaret que tiene mucho terreno. Allí crecen en primavera flores silvestres de todo tipo.

La idea de hacer un perfume surgió hace dos años y hace uno aproximadamente que ha conseguido plasmar el olor que deseaba. «Quise hace un perfume con las plantas de aquí, es una esencia totalmente natural inspirada en los olores del mar y de las flores silvestres. Cuando salgo a caminar y huelo el romero, el tomillo, la lavanda o el hipérico, pensé que todo esto tenía que concentrarse en un perfume que supiera a la Isla. Huele a algo familiar».

Los ingredientes utilizados son manteca de Karité realizada de manera artesanal refinada y sin refinar mezclada con cera de abeja virgen natural y aceites esenciales con los que se hacen las fragancias. Estos aceites están destilados aquí en Mallorca por Joan Canaves y Tomeu Horrach. Los aceites se sacan de la raíz, otros de las hojas o de la corteza. Así se utiliza jengibre, limón, mandarina, geranio, hierbabuena, naranja, higo, mejorana entre otras plantas. También contiene en cada tarro una gota de mar. Además hay otros ingredientes secretos para conservar el misterio y el encanto de estas fragancias.

El proceso es sencillo. «La manteca se pone a derretir al baño maría con una temperatura suave, la que está refinada necesita un poco más de tiempo. Mezclo las dos mantecas con la cera y el aceite esencial. Se solidifica y al final añado una gota de mar» explicó la artesana.

El resultado, según su autora, es «un perfume mallorquín, muy intimista con una textura muy agradable y que se aplica fácilmente en los rincones más tibios de la piel. En cada persona el aroma es diferente». Los perfumes se venden en pequeños tarros de vidrio soplado hechos en Menestralia y cada uno tiene un color y un dibujo propio. Otro de los formatos es en cajitas de seis y 10 gramos.

Inés González estará en los mercadillos navideños de la comarca para acercar a los residentes los aromas de nuestros campos.