Un momento de la recolección. | Gori Vicens

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Al azafrán se le ha considerado como el ‘oro rojo’ de los productos agrícolas por su alto valor económico siempre teniendo en cuenta que su recolección y posterior manipulación es laboriosa. Además, se suele sembrar en pequeñas cantidades, hecho que lo encarece más. Siglos atrás (en el XVI) en Mallorca se sembrada en cantidades muy elevadas, principalmente en las zonas de Inca, Porreres y Felanitx. Pero con el tiempo fue decayendo hasta que sobre el 1920 se dejó prácticamente de cultivar. Hace 100 años, curiosamente, la competencia del azafrán que procedía de fuera acabó relegándolo a un cultivo marginal.

Actualmente, parece ser que hay algún intento de ir introduciéndolo otra vez en la Isla, aunque con cifras muy modestas. Por ello, Apaema (Associació de Productors Ecològics) ha impulsado un curso para pulsar las posibilidades de cultivo en modalidad ecológica. Un buen número de personas se ha interesado por ello. El agricultor de la zona de la Conca del Barberà (Cataluña) Joan Cartanyà, que conoce bien este cultivo, fue el encargado de disertar sobre los pros y contras. Y hay más pros: no es un cultivo complicado.

Joan Cartanyà ha explicado que los bulbos tienen una vida de cinco años, que la tierra tiene que ser algo arenosa y que drene bien el agua, aunque no necesita mucha cantidad y no es propenso a enfermedades. En ecológico se tienen que controlar las hierbas que van saliendo a su alrededor.

Mayores y jóvenes en la laboriosa tarea de separar los estambres de la flor de azafrán.

En cuanto a producción, el bulbo, el primer año, no produce o lo hace en muy poca cantidad y el tercer año es el de máximo rendimiento. Al quinto, se arranca y se siembra bulbo nuevo.

Por el contrario, el principal problema es la mano de obra. Prácticamente todo el proceso se tiene que hacer a mano: coger las flores, separar los pistilos y elaborarlos, que suele ser mediante tostado. Además casi todo el trabajo se tiene que hacer en dos o tres semanas, entre finales de octubre y principios de noviembre, aunque puede variar un poco dependiendo de la climatología.

Por ello, Joan Cartanyà aconsejó a los agricultores interesados sembrar pequeñas cantidades, entre dos o tres mil metros (un quartó o media quarterada) y compaginarlos con otros cultivos, que no sea un monocultivo o una gran extensión. Durante el año no necesita mucho cuidado, sólo en el momento de la siembra y arranque de los bulbos y en la recolección.

250.000 flores

Otro factor contrario que tiene es la salida comercial. Se dice que se necesitan 250.000 flores para lograr un kilo de azafrán puro. En 2010 el precio del azafrán en España rondaba los 3.000 euros el kilo. Y, además, hay mucha piratería, ya que mucho del que llega de la zona de Irán pone «envasado» en España hecho que puede llevar a una posible confusión, aunque es legal.

Terminada la charla, los asistentes llegaron a la conclusión de que en Mallorca puede tener una rentabilidad relativa siempre que se complemente con otros cultivos y en pequeñas extensiones, inferiores a la quarterada.