Estos días han servido cerca de 400 kilos a particulares a través del servicio a domicilio. | Gori Vicens

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Este sábado fue Sant Marc y según la tradición es muy saludable comer caracoles éste día. Con el confinamiento, la celebración de ir a comerlos a un restaurante o en reunión con un numeroso grupo de comensales este año se ha tenido que cambiar. Quien ha comido lo hecho con el resto de moradores de la casa. Aun así, la tradición ha continuado bien viva y fueron muchos los que ayer comieron caracoles.

En Son Pou (Felanitx), Gabriel Sbert y su familia regentan desde hace 13 años uno de los pocos criaderos de caracoles que hay en Mallorca. «De cada día es más complicado gestionar una granja –explica Gabriel–, hay que dedicarle mucho tiempo y sobre todo mucho cariño; cuanto más tiempo les dedicas, mejor». Comenta que lo más importante es la limpieza de los caracoles y de los departamentos donde habitan, bajo el invernadero.

Los caracoles se reproducen de manera diferente a casi cualquier otro tipo de animal, se consideran hermafroditas, o sea que cada caracol tiene dos órganos reproductores, masculinos y femeninos. En Son Pou, anualmente, importan caracoles de la Península para así ir cambiando la genética. «Los vamos mezclando y así va variando el grupo sanguíneo», comenta. Cada animal puede poner entre 100 y 150 huevos en cada puesta, aunque la cantidad depende de la especie.

Gabriel Sbert y su familia regentan la empresa desde hace 13 años.

Su crecimiento está entre los seis y los siete meses para que estén a punto para pasar a la cocina. Su engorde es rápido porque siempre tienen comida. La alimentación es a base de productos hortícolas que tienen sembrados en el mismo terreno. «Les gusta mucho un trébol especial que sembramos para ellos, además de rábanos, rabanitos, acelgas, calabacines, tomate, e incluso melón, además de la hierba común. Aquí no les damos pienso», explica Gabriel.

En cuanto a la climatología, lo más importante es que tengan una humedad controlada, principalmente también para que las plantas tengan la cantidad de agua necesaria. Este año por Sant Marc en Son Pou han tenido mucha más demanda que los anteriores. Estos días han servido cerca de los 400 kilos a particulares, con servicio a domicilio.

Sólo una minoría los han comprado vivos, es decir, para cocinarlos en casa. Casi todas las comandas son ya elaborados. Los preparan de tres maneras diferentes: hervidos (cuinats) con hierbas, al horno (a la llauna) y fritos con salsa de tomate pero un poco picantes. Un manjar para la gran mayoría.

A parte del día de Sant Marc, en Son Pou, mientras dure el confinamiento los sirven a diario a domicilio. Después, al volver a la normalidad, los podrán comer nuevamente en la misma finca o también ir a buscarlos ya preparados (o sin preparar) y comerlos en casa.