Fotografía de archivo tomada el 22 de noviembre de 2009 que muestra un cielo nublado sobre la ciudad alemana de Frankfurt. | ARNE?DEDERT

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El anuncio de las pruebas de estrés desarrolladas por el Comité Europeo de Supervisores Bancarios ayer trajo consigo el suspenso de siete de las 91 entidades europeas sometidas a estudio. El banco alemán de crédito hipotecario Hypo Real Estate (HRE), el Banco Agrícola Griego y cuatro grupos de cajas de ahorros españolas fusionadas, además de CajaSur. Tras los resultados, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo pidieron la recapitalización con fondos privados o públicos de las entidades que no han aprobado, que necesitan 3.500 millones de euros.

El nacionalizado HRE es la única de las 14 entidades germanas examinadas en suspender puesto que bajo el escenario más adverso, que incluye el impacto del riesgo soberano, reduce su Tier 1 al 4,7%. Por su parte, el ATEbank es la única de las seis entidades griegas examinadas en no cumplir los mínimos establecidos al contar con un ratio Tier 1 del 4,36% en el más exigente de los escenarios previstos.

Por su parte, los cuatro grupos de cajas españolas que suspenden son las catalanas Caixa Catalunya, Caixa Tarragona y Caixa Manresa, Caja Duero y Caja España, Banca Cívica (Caja Navarra, Cajacanarias y Caja Burgos) y Unimm (Sabadell, Tarrasa y Manlleu). A éstas hay que sumar la cordobesa CajaSur, ya intervenida y vendida al BBK. En conjunto, las siete entidades europeas suspendidas necesitan 3.500 millones de euros de capital adicional, de los cuales 2.043 corresponden a las cajas españolas.

La Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el CEBS pidieron a estas entidades «que den los pasos necesarios para reforzar sus posiciones de capital a través del sector privado y recurriendo, si es necesario, a las facilidades creadas por los Gobiernos de los Estados miembros, respetando las reglas de la UE sobre ayudas públicas».

«Los resultados de los test confirman la resistencia global del sistema bancario de la UE a impactos macroeconómicos y financieros negativos. En el peor de los escenarios, las entidades financieras de la UE registrarían en conjunto pérdidas adicionales de hasta 566.000 millones de euros durante los años 2010-2011.