El secretario de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates (i), y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, fotografiados durante una rueda de prensa. | Efe - Brendan Hoffman

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EEUU anunció ayer nuevos límites al uso y la cantidad de sus armas nucleares, en un giro con respecto a su política de las últimas décadas y que, según el presidente Barack Obama, abre el camino para buscar un mundo libre de armamento nuclear.
En un comunicado tras la publicación del informe sobre la nueva estrategia, Obama aseguró que la nueva estrategia reconoce que la mayor amenaza «ya no es un intercambio nuclear entre países, sino el terrorismo nuclear y la proliferación, y grupos como la red Al Qaeda están dispuestos a utilizar bombas atómicas si logran hacerse con ellas».
Obama aseguró que la nueva estrategia representa «un paso significativo» para hacer realidad su propuesta de un mundo sin armas nucleares, presentada en Praga hace un año. Y mientras tanto, permitirá reducir el papel de las armas atómicas en la estrategia de seguridad estadounidense, agregó.
Condiciones
La nueva estrategia nuclear estadounidense establece, entre otras cosas, que EEUU renunciará a amenazar o atacar con armas nucleares a países que respeten el Tratado de No Proliferación. Esa renuncia se extenderá incluso si esos países atacan con armas químicas o biológicas a EEUU, si bien se reserva el derecho de modificar esa política según crezca el «potencial catastrófico» de esos posibles ataques.
En cualquier caso, subrayó el secretario de Defensa, Robert Gates, en una rueda de prensa junto a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, EEUU respondería con «fuerza militar convencional devastadora» a cualquier posible ataque con armas químicas o biológicas.
En el caso de los países que no respeten el TNP, EEUU sí prevé «una reducida gama de circunstancias en las que las armas nucleares pueden jugar un papel». En este sentido, Gates lanzó una dura advertencia contra Irán y Corea del Norte, a los que aseguró que «todas las opciones están sobre la mesa en lo que respecta a esos países», que desarrollan programas atómicos pese a las objeciones internacionales.