Deborah ha trabajado como periodista en México y Mongolia. | Pedro Prieto

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Deborah Piña Zitrone presentará en IB3 las campanadas de Nochevieja desde Cort. Y lo hará con Agustín ‘El Casta’, este vez metido en la piel de Lorenzo Llamas.

No quiere desvelar cómo será, solo adelanta que «habrá sorpresas muy agradables». Y en cuanto al trabajo, «ha sido un placer trabajar con Agustín. Es un gran profesional, y el papel de Lorenzo Llamas es que lo borda».
Deborah es uno de los rostros femeninos de IB3, ya que interviene, es la madona, del programa Uep, como anam!, en el que trabaja muy a gusto, y al que llegó por casualidad, «pues la productora se puso en contacto conmigo a través de una persona que les había dicho que mi perfil se ajustaba bastante al que andaban buscando. Y aquí estoy, muy a gusto con lo que hago».

Así, de entrada, Deborah tiene un cierto aire a pija y niña de buena familia. Pero a medida que vas hablando con ella, cambias de opinión. Porque ves que es inteligente, tiene mundo, está bastante viajada –ha trabajado como periodista en México y en Ulan Bator-, no solo tiene cosas interesantes que contar sino que las cuenta bien, y sabe escuchar y habla también muy bien.

«La gente a lo mejor piensa que soy pija e hija de papá. Pero no. Ni lo uno ni lo otro. Mis padres desde siempre me han inculcado la importancia del trabajo, el respeto hacia los demás y saber valorar las cosas por insignificantes que sean». Está soltera y sin compromiso. Por una parte dice que sus afectos, al menos de momento, se ven correspondidos «por los buenos amigos que tengo y por mi maravillosa familia», pero por otra, duda en el sentido de que si está soltera y sin compromiso «podría ser porque los chicos no me hacen caso». Le decimos que por eso, seguramente que no es. En todo caso «porque tal vez los impresionas cuando ven el pedazo de mujer que eres, física e intelectualmente».

Pero a lo que íbamos. A Deborah al regresar a Mallorca le ha interesado su cultura, «y estoy llegando a ella a través de su gastronomía», y en eso le está ayudando mucho la asociación que tiene en su finca s’Hort Nou, finca que le gustaría transformar en un refugio, «nada de elitista, sino rentable para todos». Yen esas está. Bueno, en esas y en Uep, com anam!