El busto de Antoni Martorell, en barro.

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El pintor y escultor Damià Ramis acaba de finalizar en barro el busto del compositor y franciscano Antoni Martorell, una pieza que ha creado a instancias de la asociación Mandrava y las autoridades y entidades de Montuïri, localidad natal del músico, de la que fue nombrado hijo ilustre, donde está previsto que se instale el próximo verano con motivo de las fiestas patronales.
Ramis cuenta que, tras estudiar numerosas fotografías del compositor, fallecido en febrero de 2008 a los 92 años, tomó la decisión de retratarlo «en toda su plenitud, cuando tenía unos sesenta años», ya que su intención ha sido mostrarlo «con toda su vitalidad y toda su madurez intelectual».
El busto, «que he trabajado mucho» y que ahora tiene que pasar por los preceptivos pasos del yeso y el bronce, representa a Martorell de medio cuerpo con una de sus manos «con los dedos un poco abiertos» apoyada en una partitura, «dando a entender que su vida era la música»; la otra elevada y hacia el espectador, «como si ofreciera algo, como si dirigiera un coro, dando muestras de un brazo siempre en marcha», siempre en función de la música, comenta el artista, quien recuerda que, cuando hablaba, el compositor también gesticulaba mucho con las manos.
Aunque todavía no se ha decidido el lugar que ocupará el busto en Montuïri, seguramente será en las inmediaciones de la iglesia parroquial. La pasada semana las autoridades locales visitaron el taller de Ramis y quedaron satisfechas con el trabajo del artista quien, a su vez, cree que «el barro respira padre Martorell, su latido». Porque para representar su «calidad espiritual y humana», Ramis comprendió que «no podía hacer sólo una cabeza, necesitaba más puntos de referencia, más expresividad, ropajes, manos». El resultado en bronce «aún será mejor».