Personas recogen objetos del suelo en una calle de Talcahuano, 531 kilómetros al sur de Santiago, zona afectada tras el terremoto. | Ian Salas

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Una decena de réplicas que superaron los 5 grados en la escala de Richter, la decisión de las autoridades de extender el toque de queda a otras regiones afectadas, el anuncio de la ayuda internacional, la búsqueda contrarreloj de supervivientas y una brusca caída de la bolsa local marcaron la jornada de ayer en Chile, tras el terremoto de 8,8 grados que ocurrió el sábado y que, hasta el momento, ha dejado 723 muertos y varios cientos de desaparecidos.
El joven catalán Miguel Marín, de 29 años y vecino de Alella (Barcelona), se encuentra entre las víctimas mortales del terremoto que ha sacudido Chile, según informaron familiares del fallecido. Las fuentes han señalado a Efe que Miguel murió al golpearse la cabeza con una roca en la isla chilena de Juan Fernández, al sorprenderle uno de los tsunamis provocados por el terremoto.
La familia asegura que ha recibido la información del fallecimiento a través de un familiar que viajaba con el joven, con el que han podido contactar a través de internet.
Según las mismas fuentes, la embajada española en Chile todavía no ha confirmado oficialmente la muerte de Miguel Marín.
Las autoridades corren contrarreloj para lograr el restablecimiento de los servicios básicos como la energía eléctrica y el agua potable, así como la comunicación vía teléfono de red fija, móvil e internet, los cuales funcionan inestables y con intermitencias. Por ahora, la situación más crítica se vive respecto de la distribución de alimentos y agua, así como con la atención de los heridos, que suman miles, la mayoría de ellos con fracturas expuestas y golpes causados por la caída de muros y construcciones a causa del seísmo. A primera hora de ayer, la Presidenta Michelle Bachelet, quien dejará La Moneda en 10 días, inició una reunión de emergencia del Comité Político de su Gobierno, oportunidad en la que se analizó el estado de la situación en la zona centro sur de Chile, donde 10 millones de personas sufrieron los efectos de uno de los mayores seísmos de los que se tenga registro en la historia del país y del mundo. Las autoridades adoptaron una serie de medidas que se espera sean anunciadas por la mandataria en las próximas horas, y entre las cuales destaca el establecimiento de un toque de queda en las ciudades de Lota y Coronel, a unos 550 kilómetros al sur de Santiago, en la región del Biobío, zona del epicentro del «megaterremoto» como lo han bautizado los medios de comunicación locales.
La medida, que limita la circulación de personas en las calles, ya se había aplicado desde anteanoche entre la medianoche y las 6 de la mañana en la provincia de Concepción, a 500 kilómetros al sur de la capital chilena.
El objetivo es impedir los saqueos y el vandalismo ocurridos durante las últimas horas en esos lugares, debido a la escasez de alimentos y agua, que ha llevado a algunas personas a asaltar comercios y, recientemente, incluso las escasas viviendas que han quedado en pie, para obtener algún tipo de alimento.