El centro ha echado el cierre esta mañana. | M. À. Cañellas

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El centro de cultura, ocio, gastronomía y eventos Riskal de Palma de Mallorca, cerró hoy sus puertas de manera totalmente sorpresiva para los empleados, tras poco más un año de funcionamiento, ya que fue inaugurado en diciembre de 2008.

El propietario del mismo, Joan Gelabert Martínez, quien achacó la situación a la coyuntura económica actual, y dijo que se ha producido un «número importante» de despidos entre los alrededor de 30 trabajadores en plantilla, que hace unos meses alcanzaba el centenar.

Concretamente, esta mañana Gelabert decretó el cierre de Riskal, que ocupa un solar de 2.700 metros cuadrados ubicado a las afueras del casco urbano de la capital balear, en la carretera que comunica con la barriada de Establiments, mientras que el web site está descolgado de internet y los teléfonos de reservas permanecen inactivos. Respecto a si el cierre es definitivo, se limitó a señalar que «en este momento no se lo puedo decir», así como que analiza la «viabilidad» de destinar la instalación a otros negocios.

El empresario también aclaró que la clausura se produjo a las 11.30 horas de hoy, y que «hasta ahora no se ha presentado ningún expediente de regulación de empleo o concurso de acreedores», aunque tampoco descartó llegar a hacerlo si se llegase a dar el caso. y , paralelamente, hoy fueron «suspendidas todas las órdenes de publicidad» a distintos medios, según confirmaron otras fuentes, lo que contrasta con la intensa promoción desplegada por Riskal en el último año.

A mediodía de hoy, la totalidad del centro se encontraba clausurado, con la excepción de la oficina de recepción. Ubicada en una local junto a la puerta principal, que permanece cerrada. Igual que los cuatro restaurantes y dos cafeterías abiertas al público de lunes a sábado. A lo que aún cabe sumar una discoteca, un club de jazz, una librería, un total de ocho salones, tres espacios multifuncionales exteriores y un párking subterráneo con 500 plazas.

Un rápido vistazo al exterior del edificio es suficiente para comprobar que todos los accesos a Riskal se encuentran vedados, que el restaurante 'Sa Pèrgola', que es el único que tiene salida directa a la calle, exhibe dos carteles improvisados en los que se puede leer 'Cerrado', y que el voluminoso aparcamiento está doblemente clausurado, mediante las puertas metálicas instaladas de obra, y mediante vallas de plástico situadas al principio de la rampa.

En la misma línea, ninguno de los accesos a las salas de eventos --que se encuentran en el primer piso-- está abierto y, con la excepción de algunos focos halógenos en los restaurantes y cafeterías, tampoco está iluminado un centro que cuenta con una superficie total construida de 26.000 metros cuadrados, en los que se sitúan dos edificios dotados con las tecnologías más avanzadas, así como otros 4.000 metros cuadrados destinados a jardines.

50 MILLONES DE EUROS INVERTIDOS

Cabe señalar que el complejo Riskal es una iniciativa del que Gelabert desarrolló durante una década antes de lograr abrir el centro, que supuso una inversión superior a los 50 millones de euros y que, al menos según se comentó en diciembre de 2008 durante su inauguración, preveía abrir los 365 días del año y crear alrededor de 200 puestos de trabajo. Todo ello a pesar de que la puesta en marcha del proyecto coincidía con el inicio de la crisis.

En el corto periodo de tiempo en que ha permanecido abierto, Riskal ha sido escenario de reuniones tan importantes como la Mesa de Seguimiento de la Economía Balear, que se celebraba allí de modo habitual, del congreso del sindicato UGT y de subastas de obras de artistas tan universales como Pablo Picasso, Joan Miró, Antoni Tàpies o Ricardo Anckermann. En general, su oferta iba destinada a residentes y turistas con alto poder adquisitivo.