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Los equipos de rescate, tras estar toda la noche intentando localizar supervivientes, habían encontrado ayer nueve cadáveres entre los escombros del edificio de Lieja, donde el miércoles se produjo una explosión que probablemente se debió a una fuga de gas y que ha dejado a 21 personas heridas, tres de gravedad.

La labor de búsqueda tuvo que interrumpirse a primera hora de la mañana de ayer porque existía el riesgo de que se derrumbasen los inmuebles vecinos. Los equipos de rescate esperaban recibir equipos de ingeniería civil para asegurar la zona y proseguir con su tarea. Las autoridades indicaron que las familias de las personas desaparecidas tras la explosión siguen sin noticias de sus parientes.

Los nueve cadáveres estaban ayer aún sin identificar, aunque iban a ser examinados a lo largo del día, señaló la fiscal Danièle Reynders. Entre los cascotes del edificio aún podría haber más personas, pero no se sabe cuántas porque no se ha determinado con exactitud cuántas había en el momento de la explosión. Los equipos de rescate no han perdido la esperanza de hallar supervivientes.

El consejero de Asuntos Sociales del Gobierno municipal anunció ayer que 58 personas, entre ellos cinco niños, habían sido realojadas tras el derrumbe.