Las redes sociales y medios de comunicación se hicieron eco recientemente de un vídeo publicado por Frank Cuesta en YouTube donde manifestaba que nunca había rescatado animales, que no padecía cáncer como había afirmado anteriormente y que ni siquiera era herpetólogo ni veterinario. Estas declaraciones dejaron perplejos a millones de seguidores que durante años han admirado su labor en defensa de la fauna salvaje y su supuesto santuario de animales en Tailandia, que según sus nuevas palabras «es más una granja de animales comprados que un verdadero santuario».
Ante la avalancha de comentarios y críticas, ha sido su hijo Zape quien ha decidido romper su silencio y esclarecer la situación a través de un contundente mensaje en Instagram. «Llevamos dos meses bajo acoso. Me da muchísima pena ver a mi padre forzado a leer un guion diciendo que nunca ha tenido cáncer cuando yo mismo he visto su pelo caer a trozos durante sus tratamientos», explicó el joven, quien abandonó Mallorca para ayudar a su padre en sus proyectos.
El testimonio de Zape no se limitó a defender la veracidad de la enfermedad de su padre, sino que también destacó la falsedad de otras afirmaciones: «Está forzado a decir que ha abusado de los animales cuando lleva toda la vida cuidando y liberándolos. Yo no aguanto más y mis hermanos tampoco. No puedo seguir despertándome por las mañanas con esta angustia», añadió, visiblemente afectado por la situación.
Las explicaciones de Frank Cuesta
Por su parte, Frank Cuesta ha intentado arrojar luz sobre lo ocurrido a través de varios comunicados. El presentador señala sentirse traicionado por Chi, su socio durante años, a quien acusa de guardar audios y material comprometedor para chantajearle. «Hoy va a ser el último día que yo hable de este tema. Sé que van a salir más audios e informaciones y se me va a intentar destruir con bombas. Nunca pensaba que un amigo al que consideraba mi hermano iba a guardar los audios», lamentó en uno de sus vídeos.
En otro directo posterior, Frank reconoció explícitamente estar siendo víctima de presiones: «Nunca me imaginé que fuéramos a ser acosados. Zorro está atontado porque está con una ansiedad brutal por esta gente y mi hijo tiene un problema de corazón. Yo siento acoso, mis hijos están agobiados y angustiados, con esa palabra», explicó, confirmando que efectivamente había leído un guion que le habían facilitado.
El presentador detalló además la naturaleza del acoso: «Han sacado fotos íntimas y personales, pero no para proteger a los animales, sino para destrozar a Frank Cuesta. Ahí empezó la agonía y los chantajes por internet. ¿Sabéis lo que es que una persona con la que has compartido 10 años esté diciendo que va a sacar otra bomba? ¿Os imagináis la tensión para toda la familia?».
Durante más de una década, Frank Cuesta se ha convertido en uno de los rostros más reconocibles de la televisión española en lo referente a divulgación sobre fauna salvaje. Sus programas en Mediaset como «Frank de la Jungla» o «Wild Frank» alcanzaron notables índices de audiencia y le granjearon una importante base de seguidores, así como colaboraciones recurrentes en espacios de gran repercusión como «El Hormiguero».
Su popularidad ha trascendido el ámbito televisivo hasta convertirse en un influyente creador de contenido en plataformas digitales, donde acumula millones de visualizaciones en sus vídeos sobre vida salvaje y conservación. Esta trayectoria es precisamente lo que ha hecho tan impactantes sus recientes declaraciones, que de ser ciertas, cuestionarían los cimientos sobre los que ha construido su carrera profesional.
La situación resulta especialmente confusa porque en sus controvertidas declaraciones, Frank también mencionó problemas psicológicos: «He sido un personaje y, poco a poco, se me ha ido yendo de las manos por un grave problema que tengo de mitomanía y ego». Sin embargo, sus posteriores explicaciones y el testimonio de su hijo apuntan a que estas afirmaciones podrían haber sido realizadas bajo coacción.
El caso ha generado un intenso debate en redes sociales, donde muchos seguidores se preguntan cómo es posible que, si todo fuera un montaje, cadenas de televisión y medios profesionales no hubieran detectado irregularidades en su trayectoria durante tantos años. Otros apoyan la versión del acoso y consideran que las declaraciones fueron forzadas en un momento de vulnerabilidad.
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