Más de dos mil personas (entre ellos 90 'dimonis') desfilan en la que se conoce como la procesión más típica de Mallorca, la de Santa Margalida. | J. Lladó

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«Sor Tomasseta, on sou?/Ja vos podeu amagar/ perquè el dimoni vos cerca/ dins un pou vos vol tirar...». La devoción de los vilers por la santa de Valldemossa, Catalina Tomàs, viene de largo. La que se conoce como la procesión más típica de Mallorca tiene su origen en el siglo XVI (a pesar de que conmemora la beatificación de la santa en 1792). Eran muchos los pueblos de Mallorca que realizaban celebraciones similares pero desde sus inicios la procesión de la Vila destacó sobre el resto. En 1840 el panorama óptico artístico balear se refiere por primera vez a la procesión de la Vila como una celebración «única».

Más de 2.000 personas desfilaron ayer noche por las principales calles de la Vila representando la vida y muerte de la Beata Catalina Tomàs, encarnada este año de forma magistral por la joven Antònia Socies, en el papel de la Beata Major, imperturbable a la tentación de los infiernos. Margalida Cifre, Margalida Ferrer, Aina Cifre, Maria Gràcia Raya, Maria del Mar Carbonell, Maria Llum Calero, Maria Magdalena Comas, Aina Cifre, Francisca Muntaner, Marina Font, Bel Calero y Martina Cladera, también hicieron lo propio, encarnando a la santa valldemossina en cada una de las doce carrozas que componen la marcha, representando, tal y como manda la tradición, los distintos episodios de la vida de la beata.

Por segundo año consecutivo, la cifra de dimonis se limitó a 90, todos ellos mayores de 17 años, una medida con la que se quiere garantizar una rigurosa fidelidad a la costumbre del robo de las gerres (que representan la virtud) a las parejas de payeses y su posterior trencadissa, al paso de la santa. La trencadissa final, a las puertas de la iglesia, pone el broche a una procesión con cinco siglos de antigüedad. El Ajuntament repartió este año 1.800 gerres entre los payeses asistentes.

'Dimonis'

¿Imaginan la procesión más típica de Mallorca en ausencia de demonios? Cuentan que allá por el año 1949 el Obispado de Mallorca quiso suprimir a los demonios de la procesión de la Beata y trasladar el desfile a un horario menos intempestivo pero la misiva no consiguió salir adelante y el juego de payeses y dimonis durante el desfile es siglo y medio después del intento fallido, una seña de identidad incuestionable. Miles de personas acudieron anoche a la cita con la procesión de la Beata en las calles de Santa Margalida.