Los niños son los principales protagonistas de una fiesta anglosajona que se impone también aquí. | C. Castro

TW
0

Ya forma parte de nuestras celebraciones, aunque sea una fiesta de importación, poco a poco ha ido ganando terreno. Una fiesta en la que participan grandes y pequeños con mucho entusiasmo. Dedican horas a buscar disfraces, maquillaje y accesorios para poder caracterizarse de algún personaje de terror.

Durante el fin de semana se hicieron los preparativos: bares, discotecas y comercios en general decoraron sus locales para recibir al público. Durante el día de ayer, Euro Carnaval, comercio especializado en disfraces, estaba abarrotado de jóvenes que pacientemente esperaban su turno para poder hacer sus compras de último minuto.

Se vieron brujas, diablitas, vampiros, demonios y una larga lista de personajes sacados de las novelas y películas de terror. En la mayoría de los casos los chicos no conocen el origen de la fiesta, pero no les importa. La conocen a través de la televisión. «Lo importante es pasarlo bien con los amigos y reírse un poco», comentaba Joan. En algunas barriadas palmesanas los petardos y bombas de humo eran los predilectos de los adolescentes, quienes mechero en mano hacían detonar el arsenal que no querían compartir con sus amigos. En la plaza Progreso los más pequeños jugaban luciendo sus disfraces mientras sus padres los miraban orgullosos. «Para nosotros es algo nuevo, esto no lo vivimos, pero a ellos les gusta, lo pasan bien y es bonito verlos con sus disfraces», comenta María, que acompaña a su hija.