Imagen de Cayetana de Alba y Alfonso Díez, convertidos en marido y mujer. | Reuters - Marcelo del Pozo

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La duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, contrajo matrimonio el pasado miércoles con Alfonso Díez Carabantes, en una ceremonia celebrada en la capilla del Palacio de las Dueñas a la que han asistido casi cuarenta invitados.

A la boda han asistido cuatro de los seis hijos de la duquesa, ya que Eugenia está ingresada en una clínica de Madrid debido a un brote de varicela y Jacobo no ha viajado a Sevilla.

La duquesa, de 85 años, ha dado el «sí quiero» a Díez Carabantes, 25 años menor que ella, ante el sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp.

Cayetana de Alba, con un vestido color rosa pálido de los modistos sevillanos Victorio y Lucchino y zapatos de Pilar Burgos, ha contraído nupcias por tercera vez, tras haber estado casada anteriormente con Luis Martínez de Irujo, padre de sus seis hijos, y el exjesuita Jesús de Aguirre y Ortiz de Zárate.

Los invitados al enlace -de carácter íntimo por expreso deseo de los contrayentes- asistirán a continuación a un bufet en el que degustarán, como entradas frías, gazpacho rebujito con hierbabuena, tortilla española y ensalada con angulas y caviar.

Además, se servirá arroz a la provenzal acompañado con gambas blancas de Huelva y langosta en salsa americana; «tournedó» de ternera con salsa bearnesa y guarnición de pimientos de padrón, cebollitas francesas y patatas estilo Ducal.

El menú se completa con ave al limón en su jugo con verdura variada a la plancha y ensalada mimosa, mientras los postres están compuestos de tocino de coco, pastel de almendras con salsa de leche condensada y bomba de chocolate con salsa de turrón caliente.

El almuerzo ha sido servido por los empleados del palacio, que, antes, han comido el mismo menú.

La duquesa de Alba, Cayetana Fitz-James Stuart, y su esposo y duque consorte, Alfonso Díez, han salido tras su boda a las puertas del Palacio de las Dueñas de Sevilla para saludar al numeroso público allí congregado, momento en el que la duquesa ha bailado descalza al son de unas sevillanas.

Diez minutos después de las dos de la tarde, Cayetana y Alfonso hicieron su primera aparición una vez casados en medio de una gran ovación de la gente a lo que respondió la duquesa descalzándose y bailando unas sevillanas interpretadas por el grupo «Siempre Así».

Cayetana, con un vestido rosa pálido con un lazo verde en la cintura, lanzó su ramo de novia ante el fervor de decenas de personas que gritaban «guapa» y «vivan los novios».

La aparición de la pareja se produjo tras la ceremonia en la que el sacerdote Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp les convirtió en marido y mujer poco antes de la una y media de la tarde ante 38 invitados.

El novio, Alfonso Díez, había llegado al palacio sobre las 12.45 horas acompañado en el mismo coche por la madrina y gran amiga de la duquesa Carmen Tello, quien iba vestida por los modistos Victorio y Lucchino, que también han asistido al enlace.

Unos minutos después aparecieron el torero Cayetano Rivera y su novia, la modelo Eva González, que fueron de los pocos que descendieron del coche para saludar y los más ovacionados por el público con gritos de «torero» y «guapo», igual que el hermano del primero, Francisco Rivera, que asistió sólo.

De forma escalonada han ido entrando coches en los que viajaban familiares del novio, así como exparejas de los hijos de la duquesa, como María de Hohenhole, exmujer de Alfonso Martínez de Irujo, y María Eugenia Fernández de Castro, exesposa de Jacobo Martínez de Irujo, una de las ausencias más destacadas del enlace.

Sí han estado representantes de la Hermandad del Cristo de los Gitanos de Sevilla, por el que la duquesa siente una devoción confesada en numerosas ocasiones.

Durante la celebración de la boda, en el exterior del Palacio de las Dueñas el público esperaba al son de una salve rociera interpretada por un coro parroquial que también había compuesto unas sevillanas dedicadas a la duquesa.

Los primeros en llegar esta mañana al exterior de la residencia sevillana de la duquesa han sido los medios de comunicación, mientras el público se ha ido congregando según se acercaba la hora del enlace para saludar a los invitados, a pesar del calor, con temperaturas superiores a los 30 grados.

Entre las notas curiosas vividas en el exterior, un hombre con una hucha pedía «Una aportación para la Casa de Alba», mientras otro disfrazado del rey Juan Carlos saludaba a los asistentes y un trío también disfrazado con trajes de boda parodiaba el enlace.