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Christian Völker es alemán, de Hamburgo, pero da la impresión de que es más inglés que alemán. Es, como saben muchos de ustedes, uno de los más importantes empresarios de la inmobiliaria que hay hoy en día. Engel & Völkers.
Desde la terraza de su casa, en es Port des Canonge, bajo el porche, se divisa el mar que baña la Serra de Tramontana. Y si bajas un poco la vista, contemplas ordenados viñedos rodeados por una limpia vegetación que se pierde hasta donde alcanza la vista. No vemos el campo de polo, donde ese fin de semana se disputa la Berenberg Bank Polo Cup 2011, pero seguro que no anda lejos. Eso sí, algún relincho de caballos que oímos lo lejos.
Völker confiesa que es posible mejorar el turismo con otras ofertas, entre las que se encuentra el polo.

-Convénzame de que eso es así.

-El polo es un deporte, ante todo, familiar. Hay familias europeas que juegan a polo. Que viajan a donde hay clubs de polo. Que gastan mucho más que el turista de playa... Son personas que suelen ir a hotel de cuatro y cinco estrellas, que alquilan coches, que almuerzan y cenan en buenos restaurantes, que no crean problemas a nadie y que se traen a otros amigos aficionados también al polo.

-A polo, en España, se juega en Sotogrande, ¿no?

-Efectivamente. Pero hay una diferencia importante entre Sotogrande y Mallorca. Y es que allí, si no juegas a polo o a golf, no tienes otros alicientes. Tampoco nada que ver su mar con el de Mallorca, por ejemplo. En cambio, aquí, lo tienes todo. Si no juegas a polo puedes jugar a golf, si no navegar, si no ir de compras o visitar lugares emblemáticos.

-Naturalmente, hay un problema. Que aquí no hay campo de polo.

-O peor, no hay club. Y eso es fundamental. Un club, con dos campos, uno para entrenar, otro para jugar, con caballerizas para los caballos, unas casas donde se hospedaran las familias que vinieran a jugar...

-Hubo un intento de crear uno en Campos.

-Sí, pero unas veces por el Govern, otras por el Consell y otras por el Ajuntament, no fue posible. Y es una lástima, pues era una buena idea. Quien lo quería construir es jugador de polo, con unos hijos que también jugaban a polo, y que tenía amigos en toda Europa y sobre todo Argentina, que es donde están los mejores jugadores de polo del mundo, que hubieran venido a jugar, y que a la vez que hubieran traído a otros. Pero no fue posible. El hombre fue como una pelota de tenis de un organismo a otro.

-¿Usted cree que ahora mismo, en el caso de que el Govern, Consell y Ajuntament entendieran que el polo puede elevar el nivel turístico de la isla, habría empresarios dispuestos a crear ese club de polo?

-Por supuesto que los hay. Yo mismo. Tengo muy claro cómo sería ese campo, dónde lo construiría, zona de Llucmajor, por lo llano que es su terreno, y a los caballos, aparte de los que tengo, entre ellos un semental, los traería desde Argentina...

-Eso debe de ser muy caro.

-No crea. Un caballo para polo puede costar 5.000 dólares y traerlo en avión, 4.000. Pero lo de los caballos sería la segunda parte de este proyecto. Primero, construir el Club, luego traer caballos y hacer un criadero de estos en Mallorca. ¿Sabe? Las estadísticas dicen que el diez por ciento de la manada es buena para el polo; el resto puede quedar para montar a caballo o para aprender a jugar. Naturalmente, además del atractivo que sería para los jugadores de polo europeo, contar con un club aquí, en Mallorca, que encima está muy bien comunicada con Escandinavia, Alemania, Bélgica, etc., que es donde se juega a polo, significaría crear empleo, ya que, entre otros trabajadores, se necesitarían camareros, asistentes, cuidadores de caballos, entrenadores, encargados de caballerizas, jardineros, cuidadores de las casas. Además...

-¿Hay algún calendario de polo en Europa?

-Mire, en Europa se suele jugar de primeros de mayo a finales de septiembre. Luego se para todo a causa de la nieve, cosa que no sucede en Mallorca, que sería cuando se jugaría, lo cual abriría la puerta al turismo de invierno de calidad. Aquí, en invierno, no llueve mucho y no hace frío, si lo comparamos con el del norte de Europa, hay buenos restaurantes, hoteles y una serie de alicientes, lugares a conocer, etc., que la hacen atractiva.