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Ayer por la mañana, en los juzgados de sa Gerreria, de Palma, se vieron las caras Dani Güiza y Núria Bermúdez.
Sobre las dos y cuatro de la tarde abandonó las dependencias el internacional español, chaqueta sobre camisa blanca por fuera, vaqueros caídos y zapatillas blancas, acompañado de su novia, Rocío, y una amiga. En lo que iba a buscar un taxi que los trasladara a la zona de privados del aeropuerto de Palma, desde donde volaría a Estambul, los periodistas concentrados en los juzgados le preguntaron infinidad de cosas en apenas tres minutos, entre otras que si es cierto que Núria había sufrido un ataque de ansiedad, que si tiene algo que decir del juicio, que por qué su abogado ha pedido que los periodistas no entren en la sala, que si va a ser fichado por el At. de Madrid, que si va a pasar una pensión a su hijo..., preguntas que no contestó. Es más, ni siquiera nos miró. Como si fuéramos invisibles.
Al rato apareció Núria, delgadísima y algo compungida, acompaña por su amiga Techi, la ex de Paquirrín. «Estamos en lo de la disolución del cese de la convivencia; es decir, algo parecido a un divorcio, pero para las persona que no están casadas, como nosotros».
Ella también prefirió que no entráramos en la sala, «porque lo que nos hemos dicho son cosas intimas, muy privadas». Negó que le hubiera dado un ataque de ansiedad. «No he salido por causa de ningún ataque, sino porque estaba muy triste y porque no entiendo que haya personas que tras haber vivido una bonita relación con otra, con la que además ha tenido un hijo, se tome las cosas tan a la ligera como él». Dijo que no se habían saludado, «porque para él ni existo;por eso no me habla, aunque tampoco me extraña su comportamiento»
En cuanto a lo de pasar una pensión a su hijo, Núria es rotunda: «No le da ni un euro». Como también lo es cuando se le pregunta si es cierto que quiere quitarles la casa de Madrid. «Bueno... Él dice que todo es suyo, por lo que todo lo quiere para él». «¿Ysigues siendo su representante?» «En muchas ocasiones él ha reconocido que su única representante soy yo, pero ahora se ve que tiene lagunas mentales. De momento vamos a resolver este asunto, luego iremos a lo de si soy, o no, su representante».