La estampa marinera del ‘Sedov’, atracado ahora en Palma, evoca la época romántica de los últimos grandes veleros de cuatro palos en las rutas oceánicas. | Gabriel Alomar

TW
3

El buque escuela de vela más grande del mundo, el ruso Sedov, llegó ayer al puerto de Palma, donde permanecerá dos días en el transcurso de un viaje de instrucción con un centenar de alumnos a bordo. Durante su estancia en Mallorca, alternarán su tiempo de trabajo, que incluye el mantenimiento y baldeo de cubiertas, con el ocio en tierra.

En la actualidad, según indicó la portavoz Marina Kozhukova, el Sedov realiza el segundo de los tres viajes previstos este año alrededor del Europa desde el puerto de San Petersburgo, en Rusia, entre el 5 de junio y el 15 de agosto. Singladuras de adiestramiento abiertas también a los pasajeros amantes de la aventura, que comenzaron a principios de marzo y concluyen en noviembre.

Casi un siglo de navegación

Con casi un siglo de navegación, esta joya de la historia naval inició sus singladuras en 1921 bajo bandera alemana, en las rutas mercantes transoceánicas y con el nombre de Magdalene Vinnen, que aún conserva en su enorme rueda de timón. Sus cuatro palos superan los 50 metros de altura y constituyen uno de los puntos de trabajo habituales para su dotación de 60 tripulantes a la hora de izar sus 32 velas, cuya superficie total equivale a un campo de fútbol.

Tras sobrevivir a la II Guerra Mundial, este velero fue entregado en 1945 a la Unión Soviética en concepto de reparación de guerra, que desde entonces lo destinó a la enseñanza náutica en todas sus especialidades. Además, ha realizado labores oceanográficas y participa de forma habitual en todas las grandes regatas, como la Tall Ship Race o la Cutty Sark.

Con sus 7.300 toneladas de desplazamiento a plena carga y 117 metros de eslora por 15 de manga, es todo un gigante de antaño, capaz de alcanzar los 18 nudos navegando a toda vela.