Rosario Nadal y Kyril de Bulgaria, con sus hijos en la playa. | Pedro Prieto

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Decíamos el lunes que Kyril y su ex mujer permanecían juntos, no solo durante mucho tiempo bajo el mismo techo -mis colegas aseguran que por las noches lo abandonaba dejándola con sus hijos- y también que iban a la playa juntos, lo cual será noticia importante esta semana en las revistas del corazón. Noticia respaldada por unas fotos que no dan lugar a ninguna duda. Fotos como las que ven aquí, en este página. ¿Y qué significa eso...? ¿Reconciliación a la vista...?
Desde que los vi juntos en la boda de la primogénita de los reyes de Suecia, pensé que la reconciliación era posible. Otros, por menos que ellos, se han reconciliado. Semanas después, cuando le vi a él, con su novia, pensé que no era posible. Y ahora, volviéndolos a ver juntos en la playa y en la casa de Porreres, y a él haciendo surf con su cuñado, el marido de la hermana de su ex, y luego almorzando con ellos, mientras los niños jugaban y se bañaban juntos, pienso que ni que sí, ni que no, sino todo lo contrario.
Lo que sí está claro es que individualmente siguen como siempre. Él, amable, educado, a lo suyo y sin gestos desagradables hacia la prensa ni aspavientos ridículos. Ella, escurridiza, huidiza, con la antena detectafotógrafos puesta al lado del GPS del coche, o en el bolso cuando va a pie.
Pero tampoco vamos a entrar en lo de las lamentaciones y reproches. Cada cual es como es. Ni ella va a cambiar ni nosotros tampoco. Lo malo es que dentro de año y medio, cuando Mafalda sea mayor de edad y los moscones empiecen a revolotear a su alrededor, veremos lo que pasa. Bueno, seguro que a la madre le da el ataque. Lo malo será si ésta le recomienda hacer lo que hace ella. Huir. Cosa que si hace, se equivocará, pues el otro día, en la Colonia, vio que los fotógrafos no son el coco, sino personas que hacen el trabajo, a ser posible bien hecho, ¡y a otra cosa!