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Balas de paja y agua como munición, y ganas de fiesta fueron los principales requisitos para llevar a cabo uno de los actos más festivos y recientes del programa la Mare de Déu d’Agost del pueblo de Sencelles: el Embala’t.
Cerca de un millar de sencellers, 870 participaron de la comida previa, celebraron ayer una nueva edición de la fiesta, que junto a otras más recientes como el Much de Sineu o las Clovelles de Petra, han salido a la palestra para divertir a los jóvenes en municipios en los que en el programa oficial no había cabida para ellos.
A las 12 de la mañana con la concentración de los participantes para escuchar el habitual pregón del acto se da el sus a la l’Embala’t. Después, un pasacalles por el centro de la localidad y una excursión en mobylette para preparar las dos balas de paja, protagonistas de la jornada y que por segundo año consecutivo fueron cubiertas con la senyera.
A mediodía, tuvo lugar la comida de hermandad entre los participantes para a las 17 horas, con el sonido de la música de los xeremiers,  los jóvenes garbejadors trasladaron la paja desde el Pou Major, hasta la Plaça Nova, que fue el escenario de la batalla.
Hombres y mujeres cada uno por separado subió las balas hasta el pueblo. Allí el agua, y la diversión dieron rienda suelta a la bauxa. La guerra de paja no dejó a nadie sin el disfrute de poder poner una paja en el ojo ajeno.
De esta manera el Embala’t senceller volvió a ofrecer el toque más festivo y juvenil de las fiestas de a la Mare de Déu d‘Agost.