Cristina Gual, Pere Batle, Manuela de la Vega, Tito Ribas y Estefanía Azcona. | Eugenia Planas

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La terraza del Museu es Baluard acogió la doble fiesta de cumpleaños de Manuela de la Vega. Las velas de la tarta gigante a los tres chocolates recordaban su fecha de nacimiento y la de su renacimiento a la vida, hace doce años, cuando consiguió de un donante anónimo su trasplante de riñones. Sesenta personas, entre familiares, amigos y compañeros de trabajo rodearon a la presidenta de Alcer antes de soplar las velas de su doble celebración. Manuela les dedicó unas palabras, agradeció a sus padres que le dieran la vida y alzó sus ojos y agradeció el gesto del donante anónimo que le ha permitido seguir sonriendo, trabajando y dándose a los demás, consciente de que «se debe compartir la alegría de estar vivos».