Los hombres y las mujeres se separaron durante la ceremonia. | J. Lladó

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Los sij de Mallora celebraron ayer domingo la fiesta de cumpleaños del Guru Nanak, el santo y fundador de la doctrina Sij, nacido en 1469, y que venera a un solo dios al que llaman Nombre verdadero. Su libro sagrado es el Gurú Gobind Sing que preside todas las ceremonias, como la de ayer.
Esta efeméride es, junto a la de Vaisakhi o fiesta del año nuevo, la más importante de todas de esta comunidad. Los sij lo celebraron en la gurdwara o templo que poseen en la calle Albacete, de Palma, adonde acudieron vestidos con sus ropas tradicionales; ellos, vistiendo el kurta pajama y tocados de pagdi (turbante grande) o el distar (turbante pequeño, con una prominencia sobre la frente para ocultar el pelo) o con un simple pañuelo anudado en la nuca, mientras que ellas lucían el colorido salwar sut con velo.
Según manda la tradición, entraban en la sala donde se celebraba la ceremonia descalzos, tras lavarse los pies y las manos, purificando de este modo su cuerpo. Y no se sentaban, ni se arrodillaban ni seguían la ceremonia de pie juntos, sino que los hombres se situaban en un lugar y las mujeres en otro, todos mirando hacia el altar donde el padre o harjinder sing dirigía la ceremonia dividida en oraciones y cánticos, toda ella muy solemne.
Una vez finalizada, pasaban por el comedor -que se halla en algún lugar de la gurdwara- donde seleccionaban los platos que componen el almuerzo y en los que no faltan las verduras, las lentejas, el pan, los dulces o el arroz con leche. Alimentos que reciben de forma gratuita, pues, como otras cosas, se financian del diezmo que cada familia sij aporta a la comunidad, parte del cual se destina a los más necesitados.
Durante el almuerzo, en el que se aprovecha para intercambiar impresiones, no se bebe ni se fuma, ya que así lo manda el Guru Nanak.
Además del kurta pajama, el sij lleva consigo lo que denominan símbolos, los cuales comienzan con la letra k: el kirpan, o daga, que simboliza que nunca atacará pero sí se defenderá ante cualquier ataque; el khanga, especie de peine para distribuir bien sus largos cabellos, largos porque el kesh así lo manda; en su muñeca destaca el Kava, especie de pulsera protectora; y bajo el kurta pajama lleva el kacha, una prenda de algodón parecida a un calzoncillo que sus antepasados usaban a la hora de entrar en algún combate, pues le daba mayor agilidad.
La población sij de Mallora es más bien discreta. Se dedican a la construcción, a la restauración, a la venta electrónica, la telefonía y a las joyas, especialmente.