Centenares de personas acudieron a esta fiesta con vestimenta muy colorida y peinados afros rememorando los años 70, la época de las flores. | C. Castro

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Los trajes del siglo XIII, las espadas, los moros y cristianos combatiendo, fueron desapareciendo a medida que llegaba la noche. En su lugar aparecieron, hippies con grandes gafas de colores, peinados afros y ropa muy colorida quienes no se entregaron a una batalla si no a disfrutar de la música, el buen ambiente y la marcha de la fiesta Flower Power que se realizó en la plaza de la pinada, playa de Santa Ponça, que congregó a cientos de jóvenes residentes, peninsulares y muchos extranjeros quienes, aparte de espectadores, participaron alegremente de la fiesta.
Una buena iluminación, claridad de sonido, un gran escenario en el cual el legendario Juan Campos fue el encargado de hacer bailar a todos los presentes. Por sus manos fueron pasando los éxitos musicales de los 70, 80 y 90, de la música disco, rock, pop, para posteriormente llegar a la vertiente de la electrónica que fue dedicada para los más jóvenes.
Muy buen ambiente, todos se entregaron a la magia de la música, los mayores cantaban a coro los hits de su recordada juventud bailando sin cesar, mientras los menores esperaban su turno para poder disfrutar de la electrónica y el house. En la espera se hacían fotos, conversaban alegremente y bebían alguna copa. Así continuó esta fiesta Flower Power hasta altas horas de la noche, en donde la tónica fue el buen ambiente, la alegría y sentir que a través de la música, el tiempo parecía haberse detenido por esa noche. Flower Power, el poder de la nostalgia y del recuerdo.