La actriz Nora Navas, Concha de Plata en el Festival de San Sebastián, ayer en Barcelona.

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Por el papel de la sufrida madre de Arnau, el niño sobre el que gira el argumento de la película Pa negre, la catalana Nora Navas obtuvo la Concha de Plata en el reciente Festival Internacional de Cine de San Sebastián por la mejor interpretación femenina. El largometraje que dirige el mallorquín Agustí Villaronga se estrena esta noche, a las 22.30, en el Rívoli, con presencia del cineasta y la actriz. Las entradas se pueden recoger en C/Almudaina 7A, 1r piso de Palma, de 09.00 a 15.00, y en el cine una hora antes de la proyección.

-¿El premio en San Sebastián cambia la trayectoria de una actriz?
-Eso dicen. Está claro que la repercusión de tu trabajo cambia. Hay que tener en cuenta que se trata de un premio internacional que te abre puertas.

-Pa negre partía como favorita. ¿Cómo vivió el equipo que al final fuera usted la galardonada?
-Imagino que cada uno lo vivió a su manera. Yo esperaba que la película o la dirección recibieran el premio. Nos lo decían tanto que así lo creíamos. Sinceramente, me gustaría que mi premio sirviera para que más gente viera la película.

-Pa negre combina secundarios muy conocidos con protagonistas con mucha experiencia pero menor reconocimiento público y dos niños.
-En las películas, y en las series americanas que funcionan tan bien, vemos que en los papeles más insignificantes hay grandes actores. Los secundarios son muy importantes. Cuando un secundario sale a escena se convierte en el protagonista. Tener grandísimos actores en pequeños papeles hace que la película mejore y con un buen actor delante, tu trabajo crece.

-¿Cómo presentaría la película a un posible espectador?
-Trata del despertar de un niño en la posguerra española. Se da cuenta de todas las mentiras que le rodean. El entorno está podrido. Es muy triste el cambio de niño a adulto. Tus pilares, que son tus padres, están llenos de mierda.


-¿Cómo es su personaje?

-Interpreto a la madre del niño, una persona muy trabajadora, supuestamente analfabeta, pero muy lista de la vida. Su marido se ha corrompido por las circunstancias. Lo defiende porque la vida no es fácil.

-¿Cómo se trabaja con Agustí Villaronga?
-Los ensayos fueron muy importantes. Agustí sabe lo que quiere y te marca mucho en los ensayos. Al rodar te deja más libre. Fue un rodaje largo, de nueve semanas, y complejo. La implicación de Agustí arrastró a todo el equipo.


-¿Cómo preparó su papel?
-Fui una esponja. Primero leí el guión, después estuve con Agustí, leí la novela, me documenté sobre la época y sobre la mujer en las fábricas textiles o en las cárceles. Yo trabajo bastante a nivel emocional. La madre sabe cosas que esconde para proteger a su marido y no quiere ver, algo que es muy femenino. No tiene tiempo para entrar en el psicologismo de hoy. El amor era más brusco. La tristeza de esta historia me acompañó durante mucho tiempo incluso después del rodaje. Sufres, te entristeces, coges aspectos de tus propias tristezas.