Los asistentes degustaron embutidos en una día casi veraniego por el buen tiempo. | M. Poquet

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Entre el calor de las parrillas y el bullicio de los motores de coches y motos, la Plaça Constitució fue ayer testigo de uno de los días grandes de Sant Joan: la Festa del Botifarró, cita imprescindible para dar la bienvenida a las fiestas y a las ferias del calendario de otoño y el sus a la temporada de las matanzas.

A partir de la una del mediodía, se encendieron las parrillas para empezar a tostar embutidos de toda clase como llangonissa, panxeta, lomo y, sobre todo, botifarrons que se convirtieron en la comida perfecta en una jornada dedicada al producto local y a la fiesta tanto para los mallorquines como para los extranjeros.

Motor

Además, otro de los reclamos de la fiesta es la cita con el motor y es que ayer tuvo lugar el XXVIII festival del motor en el campo de Son Juny por lo que el gentío desfiló para observar las motos. De hecho, la Festa del Botifarró fue creada en el año 1966 por la peña motorista de Sant Joan y desde entonces este acontecimiento no ha parado de crecer aunque con pequeños cambios.

Este año ha sido la Associació de Comerciants i empresaris de Sant Joan la encargada de realizar la fiesta. Durante todo el día, vecinos y extranjeros llenaron la plaza para disfrutar de una buena comida y, a pesar del calor, se acercaron a las parrillas. Todo regado con buena compañía y la música de Espais Verds y Swing 3.