Imágen de la puerta rincipal de la Audiencia Provincial. | Alejandro Sepúlveda

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Sólo 13 de cada cien casos que juzgan las secciones penales Audiencia Provincial de Palma acaban en absolución. De acuerdo con los datos de la Fiscalía General del Estado, en ninguna otra autonomía el porcentaje de condenas es tan alto. La media nacional es de un 78,9 por ciento de condenas; ocho puntos por debajo de lo que ocurre en Balears. Quien sale condenado de Can Berga (sede de la Audiencia) suele además quedarse con la pena. Casi un 89 por ciento de las sentencias que imponen las dos secciones penales y que son recurridas son confirmadas de forma íntegra por el Tribunal Supremo. La cifra está también por encima de la media nacional en dos puntos y medio, según los datos del Consejo General del Poder Judicial.

La Fiscalía recoge el dato en su memoria anual, pero lo hace por autonomías. Así, audiencias de comunidades con más de una sola provincia pueden condenar más que la de Palma. El porqué de esta situación en Balears da pie a múltiples respuestas. En privado, algunos letrados ven confirmada la dureza que desde hace años le achacan a la Audiencia. Otros, sin embargo, constatan una mejora de los mecanismos judiciales: hay más condenas porque a juicio llegan acusados cuya culpabilidad se puede demostrar. El presidente de la Audiencia, Carlos Gómez, no duda en calificar el alto porcentaje de condenas como un «motivo de satisfacción»: «La mayoría de las absoluciones en causas penales se producen por falta de pruebas. Si hay condena es porque hacemos mejor nuestro trabajo». El penalista Gaspar Oliver se suma en la misma línea: «Cada vez se afina más y el filtro es más estrecho». Es decir, las causas dudosas se quedan en la fase de instrucción y no llegan hasta la Audiencia y, a la vez, la Fiscalía formula acusación cuando tiene una base para llevarla a buen término.

Otro aspecto para explicar la razón del alto porcentaje de condenas es el tipo de delitos que se juzgan. En Balears, uno de cada cuatro escritos de acusación que hace la Fiscalía son por delitos de drogas y otro porcentaje importante lo forman las lesiones. Ahí entra en juego otro factor: las conformidades. Es decir, juicios en las que las partes pactan una condena al margen del tribunal. «Se pacta un montón, cada vez se discute menos en un juicio», afirma Oliver, para quien «el pacto es el futuro».

Delitos de droga o de lesiones, los más frecuentes en la Audiencia, favorecen además los acuerdos, puesto que en la mayor parte de ellos el autor está claro y la defensa puede moderar la pena.

El presidente de la Audiencia, destaca el buen trabajo de los magistrados ante el dato de las confirmaciones en el Supremo, «pese a las dificultades». Además, la mayoría de las revocaciones que realiza el Supremo son parciales, es decir, no acaban en una absolución sino en una modificación de la pena. Más crítico es aquí el abogado Eduardo Valdivia que recuerda el Supremo sí ha modificado sentencias «muy significativas» como el 'caso Llucmajor' o la de Rodrigo de Santos. También recuerda que es difícil que el Supremo entre en el fondo del asunto en sentencias que se basan en prueba personal, ya que es la sala que juzga la que escucha y evalúa a los jurados. En todo caso, sólo en Cantabria, Madrid y Murcia el Supremo avala más sentencias.