TW
5

Querido Pep Toni: Acabo de encontrar un momento de tranquilidad, dentro de estos días tan confusos, para sentarme en el ordenador, pero sigo igual. Igual que ayer y que anteayer. No sé qué decir, ni cómo decirlo. Cuando me enteré de lo que le sucedió a mi hermano, acudí al hospital y al veros allí me tranquilicé. Ambos estabais bien y eso me reconfortó. Sabía por encima el desenlace, fatal, de aquel maldito servicio, pero como muchos de los allegados, y compañeros de profesión, no acababa de digerirlo.
Fui al box del hospital y vi a mi hermano, me contó, como pudo, lo sucedido y lo mal que lo había pasado y aunque intenté aguantar con entereza mientras estaba con él, por dentro estaba roto. Un rato después, fui a verte a ti, pero las palabras no me salían, me quedé completamente en blanco. No sabía qué decirte ni de qué manera decirlo. Me invadía por dentro un sentimiento un tanto agridulce, el cual no me dejaba razonar con serenidad.
Lamento muchísimo la pérdida del compañero Alex, algo que nunca llegaremos a comprender, la vida a veces hace que uno se plantee muchas cosas. En esta ocasión es un porqué, cuya respuesta no alcanzas a saber. Lo que si es cierto, es el vacío enorme que dejará dentro de vuestro colectivo.
El sentido (si es que consigo expresarlo) de esta carta es otro. Lo que quiero de todo corazón es agradecerte infinitamente que sacaras de allí a mi hermano, el cual ya estaba definitivamente perdido. Lo que hiciste es de una proeza descomunal, de la que nunca podré/mos compensarte porque, ¿qué le ofreces a la persona que te devuelve lo más preciado del mundo, la vida? No lo sé. Habíamos coincidido en muchos servicios, y nos conocíamos de vista. Siempre veíamos los siniestros de otra manera. De una manera diferente a la del pasado viernes. Cuando algo te toca de cerca es distinto, de hecho, me las estoy viendo a la hora de transmitirte mi mensaje. Hoy te has transformado en una especie de hermano para mí, porque a mi familia y a mí nos has devuelto a mi hermano Juan Gabriel.
Quiero que la gente sepa que ese día un sargento, en medio de un gran incendio, y al enterarse de que dos de sus bomberos habían quedado atrapados en el interior del mismo, se armó de valor y sin guía entró a por ellos. Eso es de una valentía y profesionalidad sin igual. La providencia hizo que localizaras a mi hermano, la gran desgracia, que ya no se pudiera hacer nada por Alex, lo cual nos llena a todos de pena e impotencia. Desde hoy, mi familia y yo estamos en deuda contigo. Me tienes para lo que necesites. La felicidad interior que siento por haber recuperado a mi hermano es enorme. No encuentro palabras para explicarlo. Han pasado los días pero sigo con un interrogante total en medio de mi cabeza, a ver si en breve comenzamos a ver la luz. Espero pronto verte con mi furgón en algún servicio y verte recuperado al cien por cien.
Hasta aquí este pequeño texto, el cual no sé ni cómo finalizar. Sólo me queda nuevamente repetir gracias, muchas gracias para siempre, de todo corazón.