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Ni el frío, la lluvia o la nieve pudieron detener a los pollencins para un año más cumplir con la tradición de coronar el Pi de Sant Antoni.

Cientos de personas aguantaron las gélidas temperaturas para ver cómo se plantaba el pino procedente de la finca de Ternelles y cómo lograba subir en primer lugar Sergi Gómez, en un final de fiesta no exento de polémica, pero que por lo demás transcurrió con normalidad y con una gran participación, como viene siendo acostumbrado en una de las fiestas más tradicionales de estas fechas.